¡Aquí también somos buenos!

15/7/13 1 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Rafael Eduardo Frías Gonzalez
Columnista
La conceptualización emitida para referirse a personas y lugares por lo general suele ser muy subjetiva, lo que para algunos “Pedro” puede ser una buena persona, para otros es mala; lo que para algunos “tierra perdida” es la más hermosa región, para otros es lo peor que han conocido, es lo singular de los adjetivos calificativos y que en muchas ocasiones puede llevarnos a ser justos o simplemente “abogados del diablo”.

En la primera semana del presente mes de julio se llevó a cabo la elección del nuevo gerente del Canal Regional de la Costa Atlántica TELECARIBE, un hecho que a través de muchos años se ha constituido en un proceso diáfano, en donde lo político ha tenido una participación tangencial aunque paradójico, dado que los socios del mismo son los siete (7) departamentos del caribe colombiano representados por sus gobernadores; esta tesis se remonta a la participación que por varios años tuve como funcionario del Canal, aunque se trate de mi apreciación enfrentada a la de muchos que tal vez lo hayan visto de forma diferente, posición o concepto que aunque no comparta, respeto.

Siendo consecuente, debo admitir que enterarme que un guajiro y además villanuevero, con una hoja de vida admirable soportada con resultados a la vista pública se encontraba entre la terna para ser elegido en dicho cargo y consobradas probabilidades de ostentar esa distinción, no dejó de ser un motivo de orgullo para mí y seguro que para muchos en La Guajira. No pretendo en ningún momento hacer afirmaciones infundadas pero he tenido la oportunidad de experimentar de manera directa algunas situaciones que me han dejado sinsabores por actuaciones descalificadoras y poco éticas a mi juicio, y creo que a mi modo de ver las cosas, tal como se dio el desenlace de este proceso, quedaron muchas cosas en la “sobra”; no vamos hacer de “niño llorón”, aquí somos de pantalones bien ajustados, provincianos con identidad, de ascendencia indígena pero con modestia; no obstante, con vehemencia hago un llamado al pueblo guajiro para que de una manera asertiva, con argumentos que tenemos de sobra, nos pronunciemos de en forma pacífica pero decidida ante los distintos estamentos ejecutivos, legislativos, eclesiásticos y judiciales, sin inflexibilidades porque somos gente de bien, dispuestas al diálogo y la concertación.

Las características que tenemos de seres humanos nos hacen tendientes al mal, somos pecadores, a la luz de DIOS no hay bueno ni aún uno. En La Guajira como en cualquier departamento existen lugares hermosos, otros no tan privilegiados; existen personas humildes, honestas, intelectuales, capaces, otras deshonestas y ruines, pero si hemos de ser señalados por cosas negativas, condénennos con justicia y pruebas, no bajo supuestos y simples conjeturas.

La Guajira, “…con orgullo en sus entrañas, sus riquezas guardadas… por años ignoradas pero hoy se yergue grande…”, en la canción “La Dama Guajira”, HERNÁNDO MARÍN (q.e.p.d.), afirmaba no en vano que tenemos muchas riquezas, que habíamos dejado de ser olvidados, esto último con tantos acontecimientos que hoy dejan dudas; parodiando igualmente a DIOMEDES DÍAZ, “…cuál es la vaina, qué es lo que pasa con nuestro pueblo, el gobierno…nos censura por lo que hacemos…”. Que no se mal entienda, no se trata de una rebelión, se trata de exigir un trato igualitario, sin parcializaciones, sin subjetividades.

En La Guajira, acogemos a los forasteros como propios, no regionalizamos, somos gente buena, muy seguramente como se ha recalcado existan malos y si alguno de nosotros ha equivocado el camino, demuéstrenlo con pruebas contundentes, fehacientes pero no estigmaticen a todo un pueblo pujante, soñador, con gente capaz, inteligente, que sólo espera oportunidades para reafirmar esas cualidades.

Exigimos que seamos medidos de la misma forma que a los demás, con transparencia e idoneidad… La Guajira también es Colombia!



Rafael Eduardo Frías González
Contador Público, Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla
Especialista en Tributación y Gerencia de la Calidad y Auditoría en Salud
Docente universitario
Asesor con funciones de Control Interno HSJM
Columnista: Blogs Villanueva MÍA
Villanuevero y amante del “Cuna de Acordeones”

Twiter: @refriasg Email: rafafriasg1@hotmail.com

¿Cual integración caribe?

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Hernán Baquero Bracho
Columnista
Lo que acaba de suceder, con la elección del nuevo gerente de Telecaribe, en Montería, el pasado viernes 5 de julio, da pie para una reflexión profunda sobre la tan cacareada integración Caribe o integración costeña. ¿Cuál integración Caribe? Una cosa es el Atlántico, Bolívar, Sucre y Córdoba y otra cosa es el Magdalena Grande: Guajira, Cesar y Magdalena. Y sobre la elección del gerente de Telecaribe, quedó demostrado una vez más que los costeños estamos divididos desde tiempos inmemorables. Los barranquilleros, bolivarenses y toda la sabana siempre nos han mirado a los del Magdalena grande con prevención y si es a los guajiros con mayor desdén. Nosotros no somos parte de sus intereses y menos de su región, ellos son ellos y nosotros somos nosotros, y, siempre ha sido así.

¿Por qué los mismos costeños estigmatizan a los guajiros? Y ello quedó demostrado una vez más cuando La Guajira llevó un candidato extraordinario para gerenciar el canal regional: Ismael Fernández Gámez, profesional hecho a pulso, exitoso en las comunicaciones de nuestro departamento, probo y sin mácula y enseguida la prensa barranquillera mediocre y amarillista lo colocó en entredicho para su aspiración. Y desde Bogotá la revista Semana también entró en las conserjas, lo que ha convertido a dicho medio de comunicación en el mayor inquisidor de los guajiros, ya en el pasado el mayor inquisidor fue El Heraldo de Barranquilla y hoy quien funge como editor general de dicho medio barranquillero no tiene los mayores afectos hacia La Guajira. Él fue el mayor inquisidor del senador Lopesierra, cuando fungía como editor político de la Revista Semana y se presentó a Maicao en el mes de abril del año 1994 a como un senador nuevo estaba entre los primeros veinte del país y después de la entrevista que le entregó el senador de la época, le colocó el peyorativo de “hombre malboro”. ¿Ahora si comprenden mis queridos lectores las similitudes de pareceres de inquisidores de marras de la Revista Semana y El Heraldo de Barranquilla con su editor general que laboró en la mencionada revista como editor político? Lo más triste que el gobernador del Atlántico, el amigo José Antonio Segebre Berardinelli de padres guajiros maicaero y barranquera no apoyó al candidato de La Guajira sino que se fue al otro lado a defender los intereses mezquinos y divisionistas de la otra costa atlántica. ¡Qué tristeza de personajes de esta naturaleza, no sientan el mayor asomo de cariño hacia la tierra de sus progenitores?.


¿Qué viene ahora? A los gobernadores del Magdalena grande, a la clase dirigente, a la opinión pública en general, hay que cerrar filas por una integración verdadera que siempre ha existido entre estos tres departamentos y olvidarnos de la Región Caribe que para nosotros no existe, ni debe existir para nada. Ellos constituyen sofismas de distracción. Me comentaba el amigo Javier Socarras Amaya, que el senador “ñoño” Elías, le estaba haciendo una gran campaña a nuestro amigo Ismael Fernández Gámez, si, una campaña pero en contra, como quedó demostrado como un “sabanero” de donde es el senador en mención es el nuevo gerente de Telecaribe. Otra reflexión los tres departamentos que conforman el Magdalena grande deben desvincularse del canal regional y buscar otras salidas con un nuevo medio de comunicación que nos integre y nos haga más fuertes contra los intereses de la otra costa atlántica. Y aquí que no venga con sus cuentos chimbos, el ex gobernador Eduardo Verano de la Rosa, a hablarnos de Región Caribe, lo que debemos es darle un portazo de dignidad a dicho dirigente con su integración maquiavélica en beneficio de los barranquilleros, pero en contra de nuestros intereses. La unión hace la fuerza, por ello La Guajira, el Cesar y el Magdalena deben conformar un frente común en cabeza de sus gobernadores para enfrentar la división que se viene dando por parte de esos que se hacen llamar Región Caribe. Se las dejo ahí.

Damas Rosadas: contra el maltrato infantil en Villanueva

3/7/13 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Por: Didier Hernández / Twitter: @villanueva24h. Las Damas Rosadas continúan ejerciendo sus labores sociales en los barrios de Villanueva. Durante el desarrollo de las actividades, las voluntarias se reconocen como personas naturales, que ofrecen tiempo, trabajo y talento en beneficio del bien común, sin distingo de género, raza o religión.

El grupo de mujeres, pertenecientes a la Asociación Colombiana de voluntariado Hospitalario y de Salud, AVHOS, realizó una jornada contra el maltrato infantil.

La presidenta de las Damas Rosadas en Villanueva, Martha Ustariz Mendoza, resalto el papel de cada miembro del grupo en las actividades que se llevaron a cabo. Según Ustariz Mendoza, lograron hacer presencia en diferentes puntos estratégicos del municipio con actividades enfocadas a disminuir el maltrato infantil.

Durante la campaña se realizó una capacitación a los padres de familia, quienes recibieron información sobre los tipos de maltratos, las causas y consecuencias.

Para las Damas Rosadas y la comunidad asistida dentro del cronograma de trabajo, la jornada tuvo buenos resultados. Se logro contar con la presencia de la abogada Luz Amparo Cruz Barreto, el Comisario de Familia, Miguel Ángel Contreras y su equipo de trabajadoras sociales y con el patrullero de infancia y adolescencia, Juan Carlos Mendoza, quienes realizaron charlas para concientizar a los padres de familia de que no se presenten casos de maltrato infantil en el municipio.

“Este grupo de humanización del servicio asistencial a los enfermos tiene una misión dentro y fuera de los hospitales, trabajar por la salud de las comunidades vulnerables; somos un medio multiplicador en la información de la medicina preventiva”, manifestó la presidenta del grupo.


Martha Ustariz Mendoza, afirmó que el objetivo de este grupo voluntario es seguir creciendo en calidad humana y en cantidad. “Se espera que cada día se sumen más voluntarios para ser parte de esta grana familia, a fin de optimizar el servicio que en la actualidad ofrecemos para el bien de aquellos hermanos y hermanas que nos necesitan”, expresó Ustariz Mendoza.   

La partida del “ciego de oro”

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Por: Hernan Baquero Bracho.  El folclor vallenato se encuentra de luto. La muerte de uno de los grandes compositores de este campo, Leandro Díaz Duarte, falleció al filo de la media noche del sábado 22 de junio en la clínica del Cesar en la ciudad de Valledupar. Contaba con ochenta y cinco años de edad, había nacido una mañana cualquiera de carnaval, un 20 de febrero de 1928 en la finca familiar Alto Pino, en aquellas calendas municipio de Barrancas y hoy municipio de Hatonuevo. Autor de más de cien canciones con las cuales inmortalizó al vallenato donde “la diosa coronada” sirvió como epígrafe en la obra del laureado nobel Gabriel García Márquez, “el amor en los tiempos del cólera”, canción esta con la cual identificaban los cachacos como nuestro presidente Juan Manuel Santos, a este viejo gallardo, ciego de nacimiento, pero Dios le entregó los ojos del alma, por ello la composición “Dios no me deja” fue como una profecía de lo que sería su vida en ochenta y cinco años de una vida llena de afugias y de  temple, tal como lo expresara su hijo Ivo Díaz quien con lagrimas en los ojos le decía al mundo que su papá fue un valiente ante la vida que le tocó llevar.

“El Homero latinoamericano”, fue un verdadero milagro en el transcurrir de su vida. Sus canciones fueron la expresión clara de su profunda inspiración y la realización precisa e incontrovertible de lo que describía, sin nunca haberlo visto, pero que captó con su extraordinaria inteligencia, ayudada como el mismo lo expresara, con los ojos del alma, con los que aseguraba comunicarse con el mundo exterior. Le cantó a la naturaleza, a las mujeres que fueron en la mayor parte fuente de su inspiración como por ejemplo “Matilde Lina” inmortalizada por tantos artistas entre los cuales sobresale Carlos Vives, quien sentía un profundo afecto por este ciego gallardo y la última vez fue en una noche memorable del mes de de septiembre del año 2012 en el municipio de Villanueva, en la plaza principal, cuando en una gesta donde Carlos Vives con su compadre Egidio llenaron de emoción al pueblo villanuevero que la alcaldesa Claudia Gómez Ovalle hizo el esfuerzo para que por primera vez cantara en la tarima Escolástico Romero, cuando el artista samario llamó al “ciego de oro” a la tarima a cantar a dúo con él, miles de personas coreaban “Leandro, Leandro, Leandro”, momentos para no olvidar y que quedaron en la retina de miles de villanueveros, vallenatos y guajiros.

Pasó sus primeros años en la finca de familia alto pino, donde nació y dio muestra de su inteligencia al predecir el futuro con tanto acierto que mucha gente caminaba distancias solo para consultar al pequeño adivino, que con el tiempo vio transmutar esa cualidad por la poesía y el canto. Los primeros años de su vida, aquellos que no recordaba y los que recordaba con precisión fueron los más difíciles. Era un objeto inútil que no lograba despertar algo distinto a la compasión. Los primeros pasos los dio en medio de tropezones, golpes imprevistos, caídas de aprendizaje y la sensación de estar siempre en el lugar menos indicado. Más tarde, siguieron más tropezones: en el campo, cuando aprendió a buscar por si solo el camino de sus canciones. En los pueblos, donde descargaba la razón de su garganta, que era la misma que la de su vista. En las mujeres, que conoció tarde para la edad pero joven para el amor. En cada verso que afloraba de su maravillosa testarudez. Es decir, antes de levantarse del piso, ya estaba agarrado del cielo.

Su maravillosa memoria, su elevada inspiración poética y musical, sus altas calidades humanas, no demoraron en hacerlo el hombre más popular de la región y ese ritmo no declinó un instante hasta el día de su muerte. Leandro, fue un muchacho al que la tristeza solo lo quedó en las arrugas de la cara, porque las del alma ya se habían ido. Leandro Díaz el maestro de maestros de la música vallenata, fue dueño de más de cien canciones que sobrecogen el misterio de un mundo que se parece a muchos. Un mundo de dos papeles, que le tocó vivir la mayor parte de su vida, y que cuando los afugios se marcharon, los veía con mayor claridad. Esas canciones marcaron la ruta de los años que iban pasando. Era el Leandro al que no lo consolaba nadie. El que creía poco en los amigos de los tiempos buenos, y machacaba hasta el cansancio una temática recurrente que reclamaba incluso los plagios de sus cantos. Por ello por ejemplo en la canción “el negativo” Leandro expresaba su inconformismo: “todos quieren gozar así, parrandeando con mis canciones, las ofertas van por montones todos me ofrecen pa no cumplir. No sé porque me pagan mal si con todos mis amigos me porto bien” ese era el Leandro resabiado que se molestaba con los amigos que le ofrecían de todo y no le cumplían con nada.


Sin embargo, al lado de sus resabios comprensibles, iban apretujados los otros afanes: el amor a la naturaleza a la mujer y a su tierra. Ya las mujeres eran cosa de su trajín, se dio el lujo de comparar su cambio con los de las traslaciones de la luna, y como para que sus luces no quedaran desperdigadas, las marraban con un verbo fino y sencillo, dulce y cortante, adornado con figuras adelantadas y con palabras y modismos raizales que encajaban perfectamente en lo que quería expresar. Este es el perfil de lo que era Leandro Díaz, el ciego de oro, la mayor expresión poética que Dios le dio a todos los amantes del folclor vallenato. 

 
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