El mes pasado, como Jefe Administrativo de Planeación de La Guajira, fui convocado a Bogotá para tener un diálogo directo con el Director General de La DIAN, Juan Ricardo Ortega López, quien se encuentra muy interesado en conocer la realidad de La Guajira de labios de los más importantes actores del gobierno y de la sociedad civil. Dado que el tema se basaba en el uso de las zonas especiales económicas de exportación que involucran al comercio de Uribia, Manaure y Maicao, solicité el acompañamiento el Presidente de La Cámara de Comercio de La Guajira.
La cita se cumplió a la hora indicada. A las 8 de la mañana se inició una mesa de trabajo que compartimos con la Corporación Arco Iris, Coltabaco, la Armada Nacional y el Centro Nacional de Consultoría. Juan Ricardo expresó que tenía el mandato del presidente para estudiar la situación de la península y trabajar en un modelo de ordenamiento de su comercio. Al terminar la exposición, nos soltó esta pregunta. Teniendo La Guajira una zona de tratamiento excepcional para regímenes territoriales que promueven la formalización del comercio exterior, ¿porque su población persiste en el contrabando desde Puerto Nuevo?
En esa reunión hablamos de la multicultarilidad de La Guajira, la baja presencia del Estado, la relación histórica de la población con el Caribe, la vida fronteriza con Venezuela y los vínculos culturales con el Zulia, las políticas fallidas del Estado en torno de regular el comercio de la región, la nueva presencia de grupos armados ilegales y las masacres de los indígenas de Bahía Portete, el papel de Maicao y sus comerciantes, las posibilidades económicas de Riohacha, el consumo y comercio irregular de gasolina, el trabajo de los indígenas en Puerto Nuevo, las autoridades indígenas de la zona de influencia inmediata del Puerto, de los procesos de interlocución con ellos en el escenario de formalizar y reconvertir el funcionamiento portuario.
Allí estuvimos hasta el medio día. En la medida en que se avanzaba en la conversación comencé a pensar en lo que no se decía. Por su puesto, esta reunión se convocó en el contexto de aprobación del TLC con Estados Unidos y el desarrollo de la iniciativa de una reforma tributaria de carácter estructural. La teoría económica nos enseña que los acuerdos comerciales determinan espacios homogéneos para que el comercio internacional fluya. Lo primero que se desprende para su implementación es que en los países deben suspenderse los regímenes especiales de comercio y La Guajira tiene uno de ellos con base Ley 677 de 2001, firmada por el presidente de la República, en calidad de Ministro de Hacienda de la época.
En Riohacha, el 1º de febrero de 2007 en un foro sobre los obstáculos del desarrollo de La Guajira liderado por el Banco de La República y el Observatorio del Caribe, predije la reconversión de la institucionalidad de las regalías. En ese momento escribí un artículo cuyo título fue "Las regalías no son eternas". Ahora en calidad de Jefe de Planeación me toca alertar a la comunidad de alcaldes de la Zona del Régimen Aduanero Especial de Uribia, Manaure y Maicao, que esta figura tiene sus días contados. Ella desaparecerá en los proceso de homogenización económica y por efecto de la reforma tributaria estructural que debe corregir las “imperfecciones" que limitan el funcionamiento igualitario del libre mercado en el territorio nacional.
El viacrucis de La Guajira continúa. Como ya pasó con las regalías perderemos cerca de $ 20 mil millones adicionales para el desarrollo social de la subregión. Como siempre, la excusa que dará la nación estará centrada en que no hicimos buena inversión de los recursos provenientes del impuesto de ingreso a la mercancía por Puerto Nuevo, los cuales se han venido transfiriendo directamente por la nación y administrado por el Fondo de Desarrollo para La Guajira - FONDEG.
Es por ello, que está generación de alcaldes no debe hacer mas de los mismo. Estos últimos recursos deben ser bien invertidos en causas sociales relevantes y no en las personales.
Por: Cesar Arismendy Morales
Villanueva mi@ (Compilación)
La cita se cumplió a la hora indicada. A las 8 de la mañana se inició una mesa de trabajo que compartimos con la Corporación Arco Iris, Coltabaco, la Armada Nacional y el Centro Nacional de Consultoría. Juan Ricardo expresó que tenía el mandato del presidente para estudiar la situación de la península y trabajar en un modelo de ordenamiento de su comercio. Al terminar la exposición, nos soltó esta pregunta. Teniendo La Guajira una zona de tratamiento excepcional para regímenes territoriales que promueven la formalización del comercio exterior, ¿porque su población persiste en el contrabando desde Puerto Nuevo?
En esa reunión hablamos de la multicultarilidad de La Guajira, la baja presencia del Estado, la relación histórica de la población con el Caribe, la vida fronteriza con Venezuela y los vínculos culturales con el Zulia, las políticas fallidas del Estado en torno de regular el comercio de la región, la nueva presencia de grupos armados ilegales y las masacres de los indígenas de Bahía Portete, el papel de Maicao y sus comerciantes, las posibilidades económicas de Riohacha, el consumo y comercio irregular de gasolina, el trabajo de los indígenas en Puerto Nuevo, las autoridades indígenas de la zona de influencia inmediata del Puerto, de los procesos de interlocución con ellos en el escenario de formalizar y reconvertir el funcionamiento portuario.
Allí estuvimos hasta el medio día. En la medida en que se avanzaba en la conversación comencé a pensar en lo que no se decía. Por su puesto, esta reunión se convocó en el contexto de aprobación del TLC con Estados Unidos y el desarrollo de la iniciativa de una reforma tributaria de carácter estructural. La teoría económica nos enseña que los acuerdos comerciales determinan espacios homogéneos para que el comercio internacional fluya. Lo primero que se desprende para su implementación es que en los países deben suspenderse los regímenes especiales de comercio y La Guajira tiene uno de ellos con base Ley 677 de 2001, firmada por el presidente de la República, en calidad de Ministro de Hacienda de la época.
En Riohacha, el 1º de febrero de 2007 en un foro sobre los obstáculos del desarrollo de La Guajira liderado por el Banco de La República y el Observatorio del Caribe, predije la reconversión de la institucionalidad de las regalías. En ese momento escribí un artículo cuyo título fue "Las regalías no son eternas". Ahora en calidad de Jefe de Planeación me toca alertar a la comunidad de alcaldes de la Zona del Régimen Aduanero Especial de Uribia, Manaure y Maicao, que esta figura tiene sus días contados. Ella desaparecerá en los proceso de homogenización económica y por efecto de la reforma tributaria estructural que debe corregir las “imperfecciones" que limitan el funcionamiento igualitario del libre mercado en el territorio nacional.
El viacrucis de La Guajira continúa. Como ya pasó con las regalías perderemos cerca de $ 20 mil millones adicionales para el desarrollo social de la subregión. Como siempre, la excusa que dará la nación estará centrada en que no hicimos buena inversión de los recursos provenientes del impuesto de ingreso a la mercancía por Puerto Nuevo, los cuales se han venido transfiriendo directamente por la nación y administrado por el Fondo de Desarrollo para La Guajira - FONDEG.
Es por ello, que está generación de alcaldes no debe hacer mas de los mismo. Estos últimos recursos deben ser bien invertidos en causas sociales relevantes y no en las personales.
Por: Cesar Arismendy Morales
Villanueva mi@ (Compilación)
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