El baile de los subsidios

7/3/13


Andy A. Ibarra Ustariz
Columnista

Andy Alexander Ibarra Ustariz (@andyIU). El inciso primero del artículo 355 de la Constitución política prevé que ninguna de las ramas u órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado. En términos burdos, podría decirse que esta es la regla general que encuentra excepciones en su mismo cuerpo normativo, pues la misma Constitución prevé figuras autónomas que permite esos auxilios o subvenciones a la población como, por ejemplo, los artículos 43, 46, 48, 50, 51, 52, 54, 69, 71, entre muchas otras normas identificadas por la Corte Constitucional en sentencia C-324 de 2009.

No es fácil agarrarle el ritmo al baile de los subsidios, es decir, en un momento concreto no es fácil determinar si el reconocimiento de los mismos simplemente se trata de un medio populista con finalidades electorales, si por el contrario buscan materializar el principio de solidaridad redistribuyendo la riqueza para reducir niveles de pobreza, o atiende a un criterio para estimular o proteger los consumidores y productores en ejercicio de las facultades estatales de intervención en la economía (subsidios a la demanda y subsidios a la oferta).

El paro cafetero busca que el gobierno aumente el subsidio para compensar la caída del precio del café, en este escenario observé como un episodio casi anecdótico la forma como un sector político salió a respaldar la idea de aumentar subsidios sin ruborizarse por dejar en evidencia la contradicción que significaba haber hecho ataques al talante asistencialista del gobierno bolivariano en Venezuela liderado por el extinto Hugo Chávez, las críticas a los subsidios anunciados por Gustavo Petro en Bogotá a favor de los estudiantes en Transmilenio y para el servicio de agua potable para los estratos 1 y 2, o las observaciones hechas al programa de las 100.000 viviendas gratis del gobierno Santos, incluso, invocando con argucia el mismo artículo 355 de la carta magna, como lo hizo Fernando Londoño en una de sus columnas (El Tiempo - 02/05/2012).

Sobre el tema de los subsidios se van formando distorsiones como las de Andrés Felipe Arias, aquel exministro de agricultura que posaba de iluminado e imbatible para justificar la piñata que significó su programa agro ingreso seguro, señalando: “Los subsidios a los ricos sí ayudan a reducir la desigualdad”. Los sofismas, las reservas mentales se utilizan para mover la opinión de la población a favor o en contra de una medida dependiendo del interés político que se defienda y en el fondo no caemos en cuenta que lo que se encuentra en juego es la plata que todos pagamos en impuestos.

 La dirigencia colombiana debe procurar el justo equilibrio de los discursos políticos, por ello, pienso que el paro cafetero será la primera de las protestas que harán otros grupos sociales y sectores económicos quienes invocando igualdad buscarán que también se canalicen subsidios a su favor, unos lo lograrán y los esfuerzos de otros serán infructuosos, cuando esto ocurra se agudizará la radicalización e indefectiblemente los excluidos sentirán que únicamente a ellos el Estado les mamó gallo. 

1 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!:

  1. Adrian Ibarra dijo...:

    Magistral artículo. Usar los argumentos en una sola vía, con móviles de propaganda politiquera, sin conherencia estructural es una mala costumbre que se debe erradicar

 
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