El Cilindraje de una Estrella Fugaz

17/4/17


Por: Raimon Guillermo Sales Contreras. “…Los médicos con una intervención retornan un mortal lleno de vida, pero todo lo hacen por amor y por amor es que canto en la vida y hay muchos que reclaman el valor del dolor que quitó aquella pastilla…”. Canción la Doctora de la autoría del más grande Juglar del Vallenato Diomedes Díaz.

Yo no sé cuál estrella me vio ese día en que nací, ni la suerte que a mí me toco ni lo quiero saber, solo sé que te llevo en el alma y al pueblo también; ya sabrán que no soy tan perfecto pero humilde al fin y ante todos ustedes confieso que quiero vivir, considero que este verso de esta magna canción estaba en los pensamientos del gran Martin Elías, el Toyota del folclor vallenato de la nueva ola con el mayor cilindraje en la proyección de lo que se venía perfilando en su carrera artística.

Ya no caben las especulaciones y rumores mal intencionados socializados con ocasión a la repentina muerte de este invaluable ser humano, se apagó la existencia terrenal de una estrella del folclor que brillara por siempre con la luz que nos dejan sus canciones y el legado que identificó al muchacho humilde, noble, carismático y servicial que parió el vientre bendito de Patricia Acosta.

La tristeza no solo nos debe de embargar por la desaparición de Martin, lo doloroso es que no se tiene consideración con el ser humano que requiere ser orientado a capitalizar lo que representa el compartir con la familia en esos días en donde nuestra fe nos atemoriza de lo que el poder de Dios representa en nuestra protección, convicción, respeto y recogimiento; ya no se tiene ese respeto por parte de los Empresarios, Coordinadores o Manager de los artistas para guardar esta coherencia con lo que representamos como cristianos.

No es la religión a la que pertenecemos la que nos asegura que nos libraremos de los males o de la misma muerte, son los valores y principios inculcados y fundamentados en nuestra fe que nos obligan a tener ese respeto por la voluntad no solo de nuestro señor Jesús si no también del Hombre que en su afán de comercializar o materializar todo lo que en precio sea cuantificable, acaba con la vida y los sueños de aquellos soñadores que con esfuerzo y sacrificio escriben en el legado de un arte o un folclor, su nombre en letras de diamante.

El multitudinario adiós que se le brindó a Martin en la despedida de su vida terrenal, es cuantificable con la obra que proyecto y edifico ante los ojos de Dios y de sus seguidores; esto nos debe llevar a reflexionar que no son suficientes los recursos materiales que provee el dinero al momento de cuantificar lo que la misma vida representa si se minimizan no solo los riesgos si no también los ingresos con el fin de asegurar la tranquilidad y la seguridad de seguir materializando las metas y los proyectos de la mano de Dios.

Sos grande Martin y ante la cotidianidad de tus seguidores y el seno de tu familia, queda el lamento de la pérdida de un gran ser humano y un impecable servidor de Dios; lástima que ese mismo medio donde brillaste con luz propia, seguirá poniendo precio y no valor, a los principios y designios de Dios que en vez de capitalizarlos para tener una vida en paz, perdamos la misma para descansar en Paz. Por Siempre Martin.
Con el cariño y el respeto de siempre.

Raimon Guillermo Sales Contreras

Columnista Villanueva mi@

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