Despedida a un Amigo

28/11/13


Hernán Baquero Bracho – Columnista. La última vez que hablé con el amigo Franco Mazeneth Cabello, fue en la funeraria en Valledupar, donde era velado el cuerpo de su primo hermano Freddy Montero Cabello, el día 30 de Octubre pasado y como siempre como se caracterizó en vida, la sonrisa, la mamadera de gallo de cualquier ocurrencia, ese día en compañía de su hermano, el folclorista y compositor José “Kasquita” Mazeneth, la ocurrencia fue tomarle el pelo a mi hermano Armando “El Kaporo” Baquero Daza y todo era risa y como “El Kapo” también es mamador de gallo, enviaba sus salidas  desde el otro lado del celular y entonces la alegría era mayor. El domingo 10 de Noviembre, en la residencia de mi hermano José Eduardo y de su esposa mi cuñada y su cuñada Yomaira Meza Orozco, departíamos con motivo del onomástico de “Yoma” y allí recordábamos a Franco, quien se encontraba en Bogotá ante una invitación de su hijo Javier; en compañía de sus cuñados Jhonny, José y “Bady” Meza Orozco y de mis hermanos los Baquero Daza y ahí solo estaba su hijo menor “Pacho” donde reinaba la alegría recordando lo buena gente que era Franco Mazeneth Cabello.

El lunes 11 de Noviembre hace su arribo de Bogotá, en el aeropuerto de Valledupar  se cruza con su hijo “Pacho”, quien viajaba de donde su padre llegaba y a las dos horas se conoce la lamentable noticia de su deceso, que más de uno no lo podía creer, tras una siesta con su inseparable esposa, Solangel Meza Orozco, fallece de un paro fulminante a los 63 años de edad. Allí se fueron todos sus sueños de padre amoroso y juguetón, esposo espectacular, hermano afectuoso, amigo incondicional y Villanuevero hasta los tuétanos. Allí Franco Mazeneth Cabello, en su residencia dejó a una familia consternada con la tristeza y el dolor: Ana María inconsolable, Javier, su hijo mayor, uno de sus orgullos de padre, con dolor profundo reflejado en lagrimas, “El negrito” la imagen total de su padre también inconsolable y su ultimo vástago “Pacho” inconforme ante la vida y todavía con esa sorpresa “No lo puedo creer”.

Y qué decir de su esposa Solangel, su amor eterno, como recordando la composición de Roberto Calderón en la voz de “Poncho” Zuleta: “Mi amor pa toda la vida”, encaja a la perfección en esta pareja que se empujaron el uno al otro para sacar adelante a sus hijos. Ella docente en la Institución Educativa Silvestre Dangond Daza y él laborando por más de 20 años en la multinacional Intercor y luego en Carbones de El Cerrejón Limited. “Sol” estaba adolorida, inconsolable, en esos instantes pasaron todos los recuerdos del momento en que se enamoraron el uno del otro, siendo vecinos y su amor fue lleno de sentimientos puros, en un lote de la familia de “Sol” construyeron su hogar y allí nacieron sus congéneres y allí fueron muy felices y cada vez que había una tertulia vallenata, acudía con mi hermano “Beto” Baquero Daza y era cuando la parranda se transformaba en pura mamadera de gallo donde más de uno no aguantaba y “Botaba la piedra” y entonces la parranda se volvía mas interesante, la risa se multiplicaba a montones y sin darnos cuenta nos cogía la madrugada, recordando siempre los buenos anfitriones que eran los esposos Mazeneth – Meza. Hoy me queda el recuerdo imperecedero de mí amigo Franco, con su sonrisa a flor de labios, con su alma buena, inocente, generosa y sana.

El día de su sepelio, Martes 12 de Noviembre en la iglesia Santo Tomas, un centenar de Villanuevero que residen en Valledupar, vinieron a darle el ultimo adiós: ex gobernador, ex alcaldes municipales, ex parlamentarios, empresarios, ganaderos, ex magistrados, fiscales, profesionales de todos los órdenes, en todo se sentía la tristeza por la muerte de Franco Mazeneth y cientos de Villanueveros también le tributaron el ultimo adiós, donde era muy querido y apreciado. Sus hermanos José, Leonor, Amalia, Norberto, Yesenia y mi compadre  Heini Francisco Mazeneth Cabello, Reflejaban el dolor y la tristeza por el primer hermano que despedida al otro lado del tiempo, donde reside el Padre Celestial. La Homilía del sacerdote Elkin Rojas, llena de reflexiones, donde nos movemos en dos no tiempos: antes de nacer y cuando morimos, por ello queda la pregunta ¿Qué es el tiempo? Nadie lo puede definir.


Hoy Franco descansa en paz, al lado de su madre Carmelina Cabello López y de su padre Francisco “Chiche” Mazeneth Fuentes  y allí yace tranquilo y desde ya se convierte en un ángel de luz de Solangel y de sus hijos. ¡Lo van a extrañar, lo están extrañando y lo seguirán extrañando y jamás lo olvidaran!

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