Pajazo mental

24/6/15


Por: Fabrina Acosta Contreras (@FACOSTAC). La humanidad históricamente ha sido víctima ( y cómplice) de la politiquería, por eso se escuda en pajazos mentales que le resguardan de cualquier decepción fulminante; en los últimos debates políticos he analizado con mis sentidos agudizados, quizás por mi etapa evolutiva o por no resignarme a tragar entero, que cada vez se van perfeccionando los discursos mentirosos de quienes pretenden el poder, comenzando por lemas “poéticos” que poco tienen de coherentes; los candidatos/as se promueven salvadores del mundo y profetizan tener en sus planes de gobierno, las soluciones precisas para lograr dicha hazaña.

Pero lo más descarado de los pajazos mentales es que algunos inmersos en sus egos y en la poca transparencia que les queda, afirman que ellos no decidieron postular sus nombres sino que el pueblo en pleno clamó por ellos, otros dicen que cuatro años no les alcanzó para convertir a los “macondos olvidados” en  “metrópolis”, que por favor le permitan a su nuevo candidato la continuidad a tan buen gobierno, algunos afirman que todos los políticos son corruptos menos él y que llegó el tiempo de la infancia, la mujer y la juventud, ah… y para completar el kit de (repentino) amorío por lo social, incluyen a los adultos mayores; pero cuando llegan al poder convierten el área social en la cenicienta de su gobierno; la otra moda es invertir más tiempo en buscar los antecedentes “penosos” de sus contrincantes para jugar sucio, que en estructurar propuestas realizables; y la comunidad continúa entre actitudes de sobrevivencia buscando el mejor postor y soñando con el contrato que les permita garantizar las necesidades básicas, comprar el carro último modelo o la casa soñada.

La politiquería es el ejemplo puro de los pajazos mentales, el pueblo juega a creerlos y los candidatos o candidatas a convencerlos, porque se trata de promover un mundo ideal que nadie ha podido construir pero que ahora el de turno por arte de magia dice tener la receta perfecta para lograrlo.

Algunos acuden al pajazo mental de creerse y proyectarse como los grandes académicos, investigadores, pacificadores o feministas, nadie les gana en humildad ni en altruismo, si es posible responden todos los mensajes de las redes sociales, envían tarjetas felicitando hasta por el día del árbol, se declaran amantes del arte y nadie les gana en devoción a Dios; pero solo llegan al poder y se les olvida la humanidad porque la entrada a su reino los satura de ego criollo y/o arribista, ese mismo, que no les deja pensar en el bien del territorio que le encomendaron gobernar.


Y esta historia algo triste, se repite cada cuatro años o cada elección atípica, en los que el mismo pueblo que sigue en la pobreza después del incumplimiento del politiquero de turno y que dice a gritos en las esquinas que no volverá a votar por nadie, se pelea con el vecino o el amigo porque habla mal del candidato que ha escogido para apoyar en este nueva oportunidad; por lo cual, se vuelven debates electorales tan viscerales que las ideas pasan a un cuarto o quinto plano, porque en los primeros está el pastel de olla, los diez mil pesos por el pago de hacer puerta a puerta y la camiseta o la gorra de colores vivos, de esos que en el caribe le llamamos “ quitaguayabos”; pero un alto porcentaje de los electores jamás leen ni son informados del plan de gobierno de su candidato o candidata, al final de cuentas, eso se refleja en un plan de desarrollo repleto de incumplimientos, donde los niños, las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores son sustituidos por parques, cemento, letreros o cualquier obra “tangible” que salga en fotos de alta resolución para presentar en las portadas de revistas, portales de noticias o diarios; pues el desarrollo social, la desnutrición, la igualdad de género y la prevención de la violencia no suma mucho en la carrera incontrolable por mostrarse como el mejor o la mejor gobernante, y ahí sigue el pajazo mental, seguir convencidos que son los mejores, pero si el pueblo despertara y no se resignara a un contrato (silenciador) de protestas, los pajazos mentales cesarían y entonces muchos de los que han sido o están por ser elegidos gobernantes de nuestros territorios, no tendrían la más mínima posibilidad de serlo. Despierta pueblo, probemos como nos va despertando de los pajazos mentales!

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