El Carisma

14/6/11

Carisma, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es un vocablo que significa una especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar. También lo define como un Don especial que Dios otorga a algunos seres para ayudar a la comunidad. Aquí en la Guajira, como suele suceder en casi toda la región Caribe, damos otro significado a ese Don especial conferido por Dios, lo confundimos con el uso cotidiano de reglas elementales de cortesía.

La cercanía a las próximas elecciones para elegir autoridades locales nos obliga a escuchar a cada momento aseveraciones tales como que fulano tiene carisma y que en cambio mengano lo carece. Le damos al carisma omnipotencia política, le asignamos potestad mágica a quien creemos que lo tiene para administrar el futuro de una ciudad o de un Departamento. Creemos que abrazar, besar, saludar a todos, sentarse a beber en cualquier calle o banca de parque, es tener carisma y por tenerlo existe idoneidad para gobernar. Gran equivocación. Ese Don de Dios para ayudar a la comunidad tiene connotaciones especiales pues no puede ayudarla quien no está formado para hacerlo o quien no tiene los principios y valores superiores que deben caracterizar a un buen líder.


La Guajira y sus municipios necesitan elegir como gobernador y alcaldes hombres y mujeres que tengan carisma verdadero. Las condiciones son distintas a las que le endilgamos a ese Don de Dios. Necesitamos administradores serios, hombres y mujeres con adecuada formación profesional, gente transparente, personas con mentalidad abierta a la grandeza, que puedan imprimirle a nuestra sociedad una dinámica de progreso. El amiguismo, el compadrazgo y la familiaridad nos están rezagando dentro del contexto nacional. Los indicadores del desarrollo lo señalan; analfabetismo, desempleo, deficiente cobertura de servicios públicos, inseguridad ciudadana, entre tantos males, advierten que no estamos haciendo bien la tarea, que no estamos invirtiendo adecuadamente la riqueza que nos genera nuestros recursos naturales. Es hora de reaccionar. No podemos equivocarnos.

Las elecciones por venir tienen trascendental importancia. La curva de los ingresos por regalías comienza a descender. Debemos mirar a la Guajira en la era post regalías. El futuro es más próximo de lo que creemos. Debemos ser conscientes de cuál va a ser el sustrato económico que soportará la supervivencia de nuestra sociedad. Debemos saber que estamos haciendo para entregar a las generaciones de relevo un legado que garantice un porvenir promisorio.

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

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