El Valor de la Amistad

Los seres humanos somos como esponjas: absorbemos muchas cosas del ambiente que nos rodea. A menudo sin darnos cuenta, adoptamos las actitudes, las normas, las virtudes y hasta los defectos de la gente con la que más nos relacionamos. Andar con alguien implica apego y estima, por la que solemos imitar a quienes más apreciamos. Sin duda, cuando más unidos estamos a una persona, más influye en nosotros, sea para bien o para mal. Como hemos visto exige que tus amigos sean leales, tengan cualidades, que sean verdaderos amigos de Dios.

Ciertamente es sabio entablar amistad con quienes cultivan las cualidades cristianas. Esas personas son una buena influencia, pues nos animan a tener un amigo verdadero, que es un hermano nacido para cuando hay angustia. Los buenos amigos nacen de un sentimiento donde se comparte la lealtad y la honestidad, que se prueba en los momentos buenos y malos. Son aquellos con los que se puede compartir todo tipo de sentimiento. Desde que nacimos siempre hemos tenido uno, que da todo por nosotros. Ese es Dios, que nos considera su amigo, y es una amistad pura y desinteresada, que nace espiritualmente y se fortalece con su amor sobrenatural.

El Valor de la amistad nos impulsa a esforzarnos para que reine la paz en nuestros pueblos. En efecto, nos mueve a pasar por alto las faltas de poca importancia, recordando que todos somos imperfectos y cometemos errores. De hecho, si Dios no espera que sus amigos sean perfectos ¿por qué íbamos a esperarlo nosotros?

Sin darnos cuenta, las emociones pudieran cegarnos. El resentimiento pudiera dominarnos y llevarnos a creer que enojándonos castigamos de algún modo a quien nos ha ofendido. Pero, en realidad, quien más se perjudica con el rencor es quien lo siente. Por eso es mucho mejor que perdonemos, siempre que hayan razones válidas para hacerlo. De este modo recibimos innumerables bendiciones, pero lo más importante es la paz con nosotros mismos.

Hablar de los amigos es familiarizarse con una sencillez elástica, sin poses de elocuencia veleidosa. Pero en estos momentos, en el cual la moral y los valores han llegado a su más bajo concepto, debido al desfallecimiento de la cultura y educación de nuestros pueblos, tener buenos amigos se ha convertido en una esperanza en los momentos difíciles. Por eso, si hay algo en la vida que debemos cuidar y respetar en forma especial, es la amistad.

Le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de tener una clase de amigos excelentes, verdaderos, de toda la vida, que compaginan con mis sentimientos, y que nunca fallan. Esos son los amigos como tú.


Jorge Mario López Núñez
Columnista Villanueva mi@