Cuando vemos que se avecina una época más de fin de año renace en nuestros corazones unas añoranzas de la época más popular del año, ¿llegó la navidad?. Según san Lucas: José subió desde galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama belén, para inscribirse con maría. Mientras estaban allí, ella dio a luz a su hijo, el primogénito, y lo envolvió con bandas de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el lugar de alojamiento. Desde ese entonces se celebra la navidad como algo tradicional en casi todo el mundo cristiano, caracterizado por la alegría, gozo, y la generosidad; incluyendo el intercambio de regalos, comida, y muchos gestos de felicidad, dejando atrás los problemas vividos y concentrándonos en el presente de nosotros mismos.
Escribiendo estas líneas me hace recordar aquellos tiempos de navidades, cuando era la época más preciada por todo los jóvenes, al llegar las vacaciones, que sola mente nos alegrábamos con pequeñas cosas como lo era jugar micro futbol con los amigos del barrio, los concursos de las calles que estuviera mejor adornada con motivos navideños, que era lo más emocionante cuando pasaba el jurado para su calificación, que decir de levantarse en la madrugada para ir a las misas de gallo con nuestros padres y con el combo de la calle, para terminar caminando hasta el mercado comiendo arepuelas de Luisa Bolaño, la alegría que brotaba en nuestros ojos se contagiaba con el ambiente de las brisas de decembrina; que buen momento ese 24 de diciembre cuando llegaba el niño DIOS, todo los niños de la cuadra salíamos a mostrar nuestros regalos humildes todos, como el inolvidable carro de madera hecho donde “Che” Mendoza, que por varios años fue el mismo porque para la época lo mandaban a arreglar, el balón de microfútbol para todos mis hermanos comprado donde Fabio Valero, o una camisa estrenar el 31 de diciembre que buenos esos momentos.
Hoy se me viene a mi mente bellos recuerdos de mi querido padre que me prometía que si ganaba el año escolar me llevaría a Valledupar a conocer cinco esquina y a almorzar a la gran viña, que momento tan especial para mí porque el día anterior no dormía esperando las cuatro de la mañana para ir a la carretera a esperar el bus. Todos esos instantes son los que se llevan en nuestra mente hasta el final de nuestros días.
En esta época en pleno siglo XX con la llegada de las nuevas tecnologías y de las minas del cerrejón a nuestra tierra guajira, los regalos de los padres a los hijos han variado mucho como lo son computadores, carros a control remoto, celulares, Ipoh que han sido muy importante para el desarrollo de los jóvenes. Pero yo me quedo con aquellas viejas navidades que se incrustan en nuestros corazones al pasar cada una de nuestras generaciones.
Estoy convencido de que en esta época cada uno de nuestros lectores han tenido la fortuna de cambiar de estilo de vida, para mejorar nuestra situación económica; nos llena de gran emoción al recordar momentos placenteros que los llevaremos siempre, al ver y notar que el tiempo va pasando y nos queda unos recuerdos y emociones que jamás se repetirán.
Jorge Mario López Núñez
Columnista Villanueva mi@
Escribiendo estas líneas me hace recordar aquellos tiempos de navidades, cuando era la época más preciada por todo los jóvenes, al llegar las vacaciones, que sola mente nos alegrábamos con pequeñas cosas como lo era jugar micro futbol con los amigos del barrio, los concursos de las calles que estuviera mejor adornada con motivos navideños, que era lo más emocionante cuando pasaba el jurado para su calificación, que decir de levantarse en la madrugada para ir a las misas de gallo con nuestros padres y con el combo de la calle, para terminar caminando hasta el mercado comiendo arepuelas de Luisa Bolaño, la alegría que brotaba en nuestros ojos se contagiaba con el ambiente de las brisas de decembrina; que buen momento ese 24 de diciembre cuando llegaba el niño DIOS, todo los niños de la cuadra salíamos a mostrar nuestros regalos humildes todos, como el inolvidable carro de madera hecho donde “Che” Mendoza, que por varios años fue el mismo porque para la época lo mandaban a arreglar, el balón de microfútbol para todos mis hermanos comprado donde Fabio Valero, o una camisa estrenar el 31 de diciembre que buenos esos momentos.
Hoy se me viene a mi mente bellos recuerdos de mi querido padre que me prometía que si ganaba el año escolar me llevaría a Valledupar a conocer cinco esquina y a almorzar a la gran viña, que momento tan especial para mí porque el día anterior no dormía esperando las cuatro de la mañana para ir a la carretera a esperar el bus. Todos esos instantes son los que se llevan en nuestra mente hasta el final de nuestros días.
En esta época en pleno siglo XX con la llegada de las nuevas tecnologías y de las minas del cerrejón a nuestra tierra guajira, los regalos de los padres a los hijos han variado mucho como lo son computadores, carros a control remoto, celulares, Ipoh que han sido muy importante para el desarrollo de los jóvenes. Pero yo me quedo con aquellas viejas navidades que se incrustan en nuestros corazones al pasar cada una de nuestras generaciones.
Estoy convencido de que en esta época cada uno de nuestros lectores han tenido la fortuna de cambiar de estilo de vida, para mejorar nuestra situación económica; nos llena de gran emoción al recordar momentos placenteros que los llevaremos siempre, al ver y notar que el tiempo va pasando y nos queda unos recuerdos y emociones que jamás se repetirán.
Jorge Mario López Núñez
Columnista Villanueva mi@
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Que hermoso es recordar, esas epocs me vienen ala mente buenos recuerdo,unos alegres otros triste. Pero es my bonmito cuando recordamos, nuestras niñez.