Serás inolvidable Luis Andrés

No es la primera vez, tampoco será la última, que se congrega la familia y los amigos para darle despida a un ser querido, esa es una cita inevitable con el destino, es una inexorable ley de la vida. Estas ceremonias luctuosas son tan antiguas como la muerte misma, y la muerte es tan antigua como la vida, pero increíblemente no nos acostumbramos a ella. Mucho menos nos acostumbraremos si se trata de muertes inmerecidas como la de Luis Andrés, las circunstancias de tiempo, de forma y de lugar a todos nos duele y nos entristece profundamente de manera indescriptible, pero nada es comparable con la tristeza y el dolor de Luis Alonso, Oneida Luz y su admirador e inseparable hermano: Jorge Luis.

Haber vivido con la Familia Colmenares Escobar ha generado en nuestras almas las más hermosas de las confusiones, no sabemos si vivir bajo la tutela de Luis Alonso y Oneida nos hace hermanos de sus hijos o el hecho de verlos crecer y cuidarlos los hacen nuestros primeros hijos. Ellos, los cuatro, sacrificando la sagrada intimidad familiar abrieron las puertas de su hogar en Bogotá para que muchos de sus deudos pudiéramos estudiar y ser alguien en la vida. Ahora recuerdo que Luis Alonso, siendo coherente con su gran obsesión: el estudio; diariamente nos repetía -con carácter fuerte y en ejercicio de su autoridad - que el único compromiso posible con él mientras se vivía bajo el techo de su hogar era “salir con el diploma debajo del sobaco”. Todo papá quiere lo mejor para sus hijos y esa era su forma particular de demostrarnos su cariño y amor paternal.

Ni hablar de “One”, entregada diariamente en cuerpo y alma a sus hijos, pero no sólo eso, le tocó ser una madre universal, repartiendo amor y cuidados a personas de edades tan disímiles. Sin expresarlo sabíamos que el único compromiso posible con ella mientras se vivía bajo el techo de su hogar era darles un buen ejemplo a sus hijos. No sólo procuramos darles un buen ejemplo, ellos también nos correspondían de igual manera gracias a sus grandes sacrificios de estudiantes.

Ahora recuerdo las tertulias entre Ricardo “el Dindo”, Adrian y yo, donde llegábamos a la conclusión de que los estudios de primaria de Luis Andrés y Jorge Luis demandaban más sacrificios que nuestros propios estudios universitarios, así era por la tortuosa madrugada de lunes a viernes, por llevar en los hombros maletines cargados de libros que nada le envidaban a los morrales de militares, por las complejas tareas que debían resolver hasta el punto que nos hacían dudar de nuestra propia formación. Muchos años después, al ver a Luis Andrés estudiando dos carreras profesionales al mismo tiempo, no se nos hizo extraño pues sus padres lo educaron sin escatimar esfuerzos, sin ninguna consideración económica, desde niño fue exitoso y demostraba que se estaba preparando para esos retos académicos y muchos más.

Serás inolvidable Luis Andrés, inolvidable tu sonrisa, inolvidable tu voz, inolvidables tus detalles, inolvidables tus abrazos, inolvidable tus intervenciones cuando apenas eras un niño en aquellas conversaciones que creíamos sólo posibles entre mayores, serás inolvidable por siempre y para siempre. Como bien lo pidió tu hermano Jorge Luis, te prometo que yo no te recordaré con tristeza, manito esto sólo es un hasta luego…

Andy Alexander Ibarra Ustariz
Gestor Villanueva mi@