Por: Fabrina Acosta Contreras
(@FACOSTAC). La humanidad históricamente ha sido víctima ( y cómplice) de la
politiquería, por eso se escuda en pajazos mentales que le resguardan de
cualquier decepción fulminante; en los últimos debates políticos he analizado
con mis sentidos agudizados, quizás por mi etapa evolutiva o por no resignarme
a tragar entero, que cada vez se van perfeccionando los discursos mentirosos de
quienes pretenden el poder, comenzando por lemas “poéticos” que poco tienen de
coherentes; los candidatos/as se promueven salvadores del mundo y profetizan
tener en sus planes de gobierno, las soluciones precisas para lograr dicha
hazaña.
Pero lo más descarado de los pajazos
mentales es que algunos inmersos en sus egos y en la poca transparencia que les
queda, afirman que ellos no decidieron postular sus nombres sino que el pueblo
en pleno clamó por ellos, otros dicen que cuatro años no les alcanzó para
convertir a los “macondos olvidados” en “metrópolis”,
que por favor le permitan a su nuevo candidato la continuidad a tan buen
gobierno, algunos afirman que todos los políticos son corruptos menos él y que
llegó el tiempo de la infancia, la mujer y la juventud, ah… y para completar el
kit de (repentino) amorío por lo social, incluyen a los adultos mayores; pero
cuando llegan al poder convierten el área social en la cenicienta de su
gobierno; la otra moda es invertir más tiempo en buscar los antecedentes “penosos”
de sus contrincantes para jugar sucio, que en estructurar propuestas
realizables; y la comunidad continúa entre actitudes de
sobrevivencia buscando el mejor postor y soñando con el contrato que les
permita garantizar las necesidades básicas, comprar el carro último modelo o la
casa soñada.
La politiquería es el ejemplo puro de
los pajazos mentales, el pueblo juega a creerlos y los candidatos o candidatas
a convencerlos, porque se trata de promover un mundo ideal que nadie ha podido
construir pero que ahora el de turno por arte de magia dice tener la receta
perfecta para lograrlo.
Algunos acuden al pajazo mental de
creerse y proyectarse como los grandes académicos, investigadores,
pacificadores o feministas, nadie les gana en humildad ni en altruismo, si es
posible responden todos los mensajes de las redes sociales, envían tarjetas
felicitando hasta por el día del árbol, se declaran amantes del arte y nadie
les gana en devoción a Dios; pero solo llegan al poder y se les olvida la humanidad
porque la entrada a su reino los satura de ego criollo y/o arribista, ese mismo, que no les deja pensar en el bien
del territorio que le encomendaron gobernar.
Y esta historia algo triste, se repite
cada cuatro años o cada elección atípica, en los que el mismo pueblo que sigue
en la pobreza después del incumplimiento del politiquero de turno y que dice a
gritos en las esquinas que no volverá a votar por nadie, se pelea con el vecino
o el amigo porque habla mal del candidato que ha escogido para apoyar en este
nueva oportunidad; por lo cual, se vuelven debates electorales tan viscerales
que las ideas pasan a un cuarto o quinto plano, porque en los primeros está el
pastel de olla, los diez mil pesos por el pago de hacer puerta a puerta y la
camiseta o la gorra de colores vivos, de esos que en el caribe le llamamos “
quitaguayabos”; pero un alto porcentaje de los electores jamás leen ni son
informados del plan de gobierno de su candidato o candidata, al final de
cuentas, eso se refleja en un plan de desarrollo repleto de incumplimientos,
donde los niños, las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores son sustituidos
por parques, cemento, letreros o cualquier obra “tangible” que salga en fotos
de alta resolución para presentar en las portadas de revistas, portales de
noticias o diarios; pues el desarrollo social, la desnutrición, la igualdad de
género y la prevención de la violencia no suma mucho en la carrera
incontrolable por mostrarse como el mejor o la mejor gobernante, y ahí sigue el
pajazo mental, seguir convencidos que son los mejores, pero si el pueblo
despertara y no se resignara a un contrato (silenciador) de protestas, los
pajazos mentales cesarían y entonces muchos de los que han sido o están por ser
elegidos gobernantes de nuestros territorios, no tendrían la más mínima
posibilidad de serlo. Despierta pueblo, probemos como nos va despertando de los
pajazos mentales!