Hernán Baquero Bracho – Columnista. La
última vez que hablé con el amigo Franco Mazeneth Cabello, fue en la funeraria
en Valledupar, donde era velado el cuerpo de su primo hermano Freddy Montero
Cabello, el día 30 de Octubre pasado y como siempre como se caracterizó en
vida, la sonrisa, la mamadera de gallo de cualquier ocurrencia, ese día en
compañía de su hermano, el folclorista y compositor José “Kasquita” Mazeneth,
la ocurrencia fue tomarle el pelo a mi hermano Armando “El Kaporo” Baquero Daza
y todo era risa y como “El Kapo” también es mamador de gallo, enviaba sus
salidas desde el otro lado del celular y entonces la alegría era mayor.
El domingo 10 de Noviembre, en la residencia de mi hermano José Eduardo y de su
esposa mi cuñada y su cuñada Yomaira Meza Orozco, departíamos con motivo del
onomástico de “Yoma” y allí recordábamos a Franco, quien se encontraba en
Bogotá ante una invitación de su hijo Javier; en compañía de sus cuñados Jhonny,
José y “Bady” Meza Orozco y de mis hermanos los Baquero Daza y ahí solo estaba
su hijo menor “Pacho” donde reinaba la alegría recordando lo buena gente que
era Franco Mazeneth Cabello.
El lunes 11 de Noviembre hace su arribo de
Bogotá, en el aeropuerto de Valledupar se cruza con su hijo “Pacho”,
quien viajaba de donde su padre llegaba y a las dos horas se conoce la
lamentable noticia de su deceso, que más de uno no lo podía creer, tras una
siesta con su inseparable esposa, Solangel Meza Orozco, fallece de un paro
fulminante a los 63 años de edad. Allí se fueron todos sus sueños de padre
amoroso y juguetón, esposo espectacular, hermano afectuoso, amigo incondicional
y Villanuevero hasta los tuétanos. Allí Franco Mazeneth Cabello, en su
residencia dejó a una familia consternada con la tristeza y el dolor: Ana María
inconsolable, Javier, su hijo mayor, uno de sus orgullos de padre, con dolor
profundo reflejado en lagrimas, “El negrito” la imagen total de su padre
también inconsolable y su ultimo vástago “Pacho” inconforme ante la vida y
todavía con esa sorpresa “No lo puedo creer”.
Y qué decir de su esposa Solangel, su amor
eterno, como recordando la composición de Roberto Calderón en la voz de
“Poncho” Zuleta: “Mi amor pa toda la vida”, encaja a la perfección en esta
pareja que se empujaron el uno al otro para sacar adelante a sus hijos. Ella
docente en la Institución Educativa Silvestre Dangond Daza y él laborando por
más de 20 años en la multinacional Intercor y luego en Carbones de El Cerrejón
Limited. “Sol” estaba adolorida, inconsolable, en esos instantes pasaron todos
los recuerdos del momento en que se enamoraron el uno del otro, siendo vecinos
y su amor fue lleno de sentimientos puros, en un lote de la familia de “Sol”
construyeron su hogar y allí nacieron sus congéneres y allí fueron muy felices
y cada vez que había una tertulia vallenata, acudía con mi hermano “Beto”
Baquero Daza y era cuando la parranda se transformaba en pura mamadera de gallo
donde más de uno no aguantaba y “Botaba la piedra” y entonces la parranda se
volvía mas interesante, la risa se multiplicaba a montones y sin darnos cuenta
nos cogía la madrugada, recordando siempre los buenos anfitriones que eran los
esposos Mazeneth – Meza. Hoy me queda el recuerdo imperecedero de mí amigo Franco,
con su sonrisa a flor de labios, con su alma buena, inocente, generosa y sana.
El día de su sepelio, Martes 12 de Noviembre
en la iglesia Santo Tomas, un centenar de Villanuevero que residen en
Valledupar, vinieron a darle el ultimo adiós: ex gobernador, ex alcaldes
municipales, ex parlamentarios, empresarios, ganaderos, ex magistrados,
fiscales, profesionales de todos los órdenes, en todo se sentía la tristeza por
la muerte de Franco Mazeneth y cientos de Villanueveros también le tributaron
el ultimo adiós, donde era muy querido y apreciado. Sus hermanos José, Leonor,
Amalia, Norberto, Yesenia y mi compadre Heini Francisco Mazeneth Cabello,
Reflejaban el dolor y la tristeza por el primer hermano que despedida al otro
lado del tiempo, donde reside el Padre Celestial. La Homilía del sacerdote
Elkin Rojas, llena de reflexiones, donde nos movemos en dos no tiempos: antes
de nacer y cuando morimos, por ello queda la pregunta ¿Qué es el tiempo? Nadie
lo puede definir.
Hoy Franco descansa en paz, al lado de su
madre Carmelina Cabello López y de su padre Francisco “Chiche” Mazeneth Fuentes
y allí yace tranquilo y desde ya se convierte en un ángel de luz de
Solangel y de sus hijos. ¡Lo van a extrañar, lo están extrañando y lo seguirán
extrañando y jamás lo olvidaran!
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