Raimon Guillermo Sales
Contreras – Columnista. “Solamente me queda el recuerdo de tu voz como el ave
que canta en la selva y no se ve, con ese recuerdo vivo yo y con ese recuerdo
moriré”. Honda Herida-Rafael Escalona.
Se cierra un capítulo
inmortal en la leyenda del más grande que ha parido el folclor vallenato, ese
muchacho que erigió de la boscosa carrizal y que encontró en ese entorno
natural la riqueza necesaria para amasar la fortuna más grande con la que un
juglar puede llegar hasta su última morada, su fiel fanaticada.
Nace en un entorno
humilde rodeado de playones y mesetas, rodeado de una fauna única y excepcional
donde el cantar de las aves afinaban en su corazón la pureza de sus
sentimientos y el fervor por honrar la palabra cuando de servir se trataba, ese
fue el hijo de la vieja Elvira y el Viejo Rafa, inmortalizados en esa magna
expresión de amor llamada “Mi Muchacho”.
Liceísta como yo, marco
huellas imborrables en mi Villanueva del alma, cuentan los recuerdos que
cambiaba carbón por la mensualidad de poder seguir estudiando, pero la
adversidad en ocasiones le ganaba las batallas, no en vano emigro a otras
tierras donde la semilla limpia y abonada que representaba su legado, germinó
hasta saciar la savia que da buenos frutos.
En las anécdotas
consignadas en el libro “Un Muchacho llamado Diomedes”, escrito por el
excepcional Luis Mendoza Sierra, me llamó la atención uno en especial, Diomedes
laborando para Radio Guatapuri, encargado de distribuir la correspondencia,
recibía muchas quejas ante su patrón el viejo Regulo Pineda, en la demora de las
entregas de las cartas y otros documentos, como alternativa potencial se optó
por comprarle una bicicleta no sin antes consultarle si tenía experiencia en la
movilización de esta herramienta, al que el inolvidable cacique respondió
afirmativamente, oh sorpresa para el gerente de la entidad cuando las quejas se
dispararon anunciando que se demoraban más las entregas, situación detectada
cuando en un seguimiento realizado se encontró que no sabía manejar bicicleta y
guardaba su compañera de labores en casa de una vecina, ese fue el gran
Diomedes Díaz.
Con estas cortas líneas
quiero honrar la memoria del más valioso y original interprete de la música
vallenata, ese que en la Paz Cesar se dio el lujo de reemplazar en una noche al
Jilguero de América, Jorge Oñate y este en un acto de reproche le reclamo que
porque estaba interpretando como cantante de la agrupación a lo que el público
presente pidió que siguiera cantando el Cacique de la Junta, esta reflexión
para no olvidar que Diomedes fue utilero de los Hermanos López, eres grande e
irremplazable Cacique, nos dejas una Honda Herida.
“Como Diomedes no hay
otro y eso nunca nacería y si nace no cría y si se cría se vuelve loco”.
Con el cariño y el
respeto de siempre,
Raimon Guillermo Sales
Contreras
Columnista Villanueva@mia.
Otrosí: Mientras
exista un corazón tocado por Dios, la Navidad prevalecerá tan blanca y dulce,
que podrá tocar al mundo entero, Feliz Navidad y Felices Pascuas, que la
estrella de Belén nos ilumine en esta Navidad y que cada día del Nuevo año la
bendición del Señor te guarde a ti y a todos tus familiares, un abrazo grande
lleno de paz, fortaleza, alegría, amor y mucha reflexión.
Que oportuna y acertada reflexión, que grato recibir esta bonita descripciones más viniendo de tu ilustre persona, muchas gtacias Raimon...un fuerte abrazo...