Gregorio Peñaloza Columnista |
Por: Gregorio Peñaloza S. (@pegnaloza). La
emoción me invadió después de oír completa la primera canción. El adolescente
flaco, de cabellera abundante y un tanto agobiado por el acné estaba logrando
lo que a priori consideré un imposible. El muchacho se pavoneaba por lo largo y
ancho del patio de la vieja casona de dos pisos, maravillando y dejando
atónitos a los presentes. Cantaba con propiedad y ningún tono propuesto por los
guitarristas de turno le quedaba grande. Era claro que le gustaban las
composiciones románticas, esa noche de enero fue el centro de atracción de la
parranda organizada por Nilson Martínez y el combo de amigos de toda la vida.
Yo, era uno de los invitados de honor a la reunión y allí, desde mi puesto de
privilegio comprobé que no eran exageradas las noticias que me habían llegado
del nuevo prospecto que en Villanueva hacía de las suyas en parrandas y
serenatas. Él, no desaprovechó la oportunidad para sacarse unas cuantas espinas
que le estaban estorbando y al terminar cada interpretación con atinada locuacidad
lanzaba dardos venenosos y sarcásticos a algunos presentes que antes lo
burlaban y ponían en duda su capacidad para cantar y encantar. Ya el joven
había sido incorporado por Israel Romero al nuevo Binomio de Oro y tal vez por
su notable carisma y apariencia de infante, se estaba convirtiendo en el
consentido del público, aún por encima de otro de los cantantes que asombraba
por su parecido físico con el inmolado Rafael Orozco.
De a poco, con el correr de los años y la aparición de nuevos trabajos
discográficos, ese imberbe al que apodaban "casi loco" y que cantaba
y encantaba fue rey y señor de la tarima en las presentaciones del Binomio de
Oro de América. Y aunque casi siempre tuvo que compartir la plaza de voz líder,
para el sentir del público quedaba claro que él siempre estaba por encima de
los otros. Su show cautivó y se convirtió en un referente. Algunos recelosos
que no concebían que alguien llegase a reemplazar a Rafael Orozco, también
reconocían en ese muchacho unas dotes sobresalientes y un poco a regañadientes fueron
aceptando que ese nuevo talento lograba en cierta medida menguar el dolor por
la ausencia del ídolo y co-fundador de la agrupación. Era, sin ir tan lejos y
guardando las proporciones, lo que les pasó a los fanáticos del fútbol en
Argentina, un día se quedaron sin Maradona pero luego se enamoraron de Messi.
El nombre de Jean Carlos Centeno se hizo tan grande y popular que un día el
otrora quinceañero se sintió capaz de llevar a cabo su propio proyecto musical
y dejó atrás 13 años de historia, gloria y trayectoria al lado del
"pollo" Isra. Desde entonces ese Binomio que tantos seguidores acoge
en el mundo y que intentó volver a las gestas imponentes de los viejos tiempos,
no brilló más con la misma intensidad. Jean Carlos se marchó y aunque Israel
siempre se las arreglaba para solucionar las ausencias físicas, nunca más pudo
reemplazar la gracia, el carisma y el canto del último gran ídolo de su conjunto.
Desde la partida del "jeanca", conocimos a buenos pero
relampagueantes cantantes como Alejandro Palacio y Orlando Acosta, también a
otros de mayor permanencia pero tibios como Dubán y Didier; ahora trata de
despuntar un tal Deiner y hace un par de días pude sentir cierta alegría entre
algunos tuiteros que ven con buenos ojos la llegada del colombo - mexicano
Jonathan Jaraba a la "Universidad del Vallenato"...¿será este el que
nos devolverá la emoción?, en el ambiente hay más dudas que certezas hacia el
recién nombrado. ¿Y qué hay de Israel David?, me resisto a creer que "el
pollo" tuviera por tanto tiempo la solución en la sala de su casa y no se
hubiera dado cuenta.
El ojo clínico de Israel tendrá que reaparecer, se debe tomar el tiempo
necesario y llenarse de paciencia para volver a pulir la joya; no en vano a él
se le atribuye la formación y puesta a punto de figuras consolidadas como
Centeno, Celedón, el morre y Junior
Santiago. No hay duda, al anillo de oro de ese Binomio se le perdió la
incrustación diamantina que más brillaba y son sus seguidores quienes vuelcan las
esperanzas para retomar el camino de éxitos que se labró hace más de tres
décadas con la dupla Orozco - Romero. Se espera con ansias un nuevo renacer,
así como pasó a mitad de los noventas, en aquella segunda parte que "si
fue buena" y que tuvo como protagonista al adolescente flaco de magnífica
voz que un día conocí en la mítica casona villanuevera, en medio de una
parranda memorable.
0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!:
Publicar un comentario