“Gustavo
Bolívar dijo que sin tetas no hay paraíso,
pero creo que sin agua menos”.
Fabrina
Acosta Contreras.
Mucho se ha dicho, escrito y reflexionado respecto a la sequía en la Guajira,
no pretendo redundar y cansar con el mismo tema, pero no puedo dejar pasar mi
columna semanal, para expresar una reflexión que hice y que tiene que ver con
lo siguiente: el problema va más allá de la escases del agua; se me ocurre
entonces, llamar agua a un listado de cosas que impiden que la Guajira sea el
paraíso que merece ser: la corrupción
histórica, la explotación (exagerada) de nuestro suelo, la indiferencia ciudadana,
la discriminación sociocultural, el egoísmo y la desesperanza aprendida.
En este sentido, la sequía no se
soluciona (exclusivamente) con las donaciones de agua que en todo el país se
están recolectando, no quiero decir que eso esté mal, al contrario todo lo que
sume al bienestar de las comunidades es bienvenido; lo que debemos reflexionar
es que estas buenas obras se convierten en placebos que a la final son dañinos
y además sirven de distractores que no aportan a las soluciones de
problemáticas arraigadas en nuestro territorio.
Sin agua, sin transparencia, sin
igualdad, sin inclusión no hay ni habrá paraíso y menos un pequeño diseño de un
nuevo edén. En la Guajira, debemos superar varias sequías para comenzar a darle
la bienvenida a las nuevas formas de gestionar, crear, administrar y construir
sociedad.
Pareceré una optimista (patológica) y
hasta fastidiosa, pero repito que la revolución que le falta a la Guajira es la
del amor, la igualdad y sacudirnos de nuestras zonas de confort que tanto daño
le hacen al desarrollo.
Sin agua no hay paraíso, pero ¿qué es
el agua? El agua es el detonante de muchas sequias padecidas, las brechas
sociales que impiden percibirnos como humanos iguales, por ejemplo: unos sin
una gota de agua y muriendo literalmente de sed y otros que no ahorran agua
porque la abundancia les impide ver la realidad, así es la Guajira un escenario
de desigualdades que día a día cobran vidas y mutilan opciones de evolución
social.
Las nuevas generaciones merecen una
bonanza de igualdad y equidad, de humanización, para ello requerimos
reinventarnos desde la alianza entre úteros tejedores de paz y testosteronas
sensibilizadas, es la hora, de trascender del estadio de crisis hacia el de
co-construcción social; pero lamentablemente seguimos buscando y esperando
soluciones mágicas de afuera cuando ninguna transformación comienza de fuera
hacia adentro, sino en sentido contrario de adentro hacia afuera. ¿Qué
esperamos para lograr el paraíso – “apasionadamente
siempre perfectible”?
0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!:
Publicar un comentario