CARTA A UNA AMIGA

21/7/15


Por: Fabrina Acosta Contreras (@FACOSTAC). Hoy acudo a las letras vivas que pretenden cautivar tu atención y tus emociones, para lograr que me leas porque sé que la lectura no es tu fuerte; debo confesar que te pareces tanto a mí, que en ocasiones me abrumas y confundes.             
                                                                                           
Con tus  estados volubles me recuerdas que algunas personas han huido de mí, por esa misma causa; a veces te invaden episodios “bipolares” y solo te satisface pedir auxilio en 140 palabras en  twitter o con un mensaje romántico por el chat privado, pero sin aviso alguno te instalas nuevamente en tu mundo e intentas mostrar una imagen que poco tiene que ver contigo, pues aunque parezcas  una persona insensible, tienes un corazón que no es de piedra sino que metafóricamente podría definirse como una galletita mojada en leche.

Eres tan caribe como yo, amas la música, el deporte, la locura, las comidas pronunciadas en castellano y que no pierdan el toque criollo,  las tertulias con amigas divertidas y viajar juntas para seguir acumulando anécdotas de hermandad que nos permiten tener un lenguaje en clave al que  pocas personas tienen derecho de admisión.

Así fluye todo lo que Dios une,  peleamos con más intensidad que con nuestros novios y nos reconciliamos incluso sin planearlo, me has herido y yo a ti, y sé que hemos llegado a pensar (aunque no lo hemos dicho) que nos alejaremos para siempre, creamos una película que solo existe en nuestra mente y generalmente pasamos de villanas a protagonistas enamoradas, entonces, buscamos madrinas o padrinos para que sean conciliadores, o nos inventamos un saludo desprevenido por chat o una llamada inesperada y la hermandad revive; así de chiflada es una relación entre dos amigas que se parecen tanto, dos intensas, sensibles, pechichonas y que juegan a parecer las más “anticursis”, tal vez, con la intensión de evitar el  dolor de alma, al que personalmente le tengo mis respetos porque no es de fácil curación, pues ni el ibuprofeno lo calma.

Esta carta puede parecer extraña, especialmente en un  mundo donde nos da pena amar y nos enorgullece pelear, donde hacer el amor se vuelve pecado, abrazar a veces se olvida, las miradas están pasando de moda y las amistades se viven más desde el chat que personalmente; las cartas en este mundo agitado quedaron como los copetes de Alf, pasados de moda y sirviendo de chistes entre amigos que guardan algunas de esas escritas en la infancia; ya pocas personas escriben cartas o dan regalos creativos, porque todo está hecho y así de facilista es el comercio.

Pero hoy como en varias situaciones de mi vida, no me importa si me burlan o si piensan que soy la más cursi;  simplemente diré que me enamora ser tu amiga, soñar con que seas la madrina de mi futura hija, reírme imaginándote llorar en mi matrimonio o suplicándome que no me olvide de ti, cuando mi día trascurra entre ser la mejor esposa, mamá y profesional.
Yo soy tu amiga porque no me como el cuento de que seas una insensible, cínica y egocéntrica como te encanta parecer; porque te conozco en los días donde no te soportas ni a ti y te vuelves consentida; porque sabes ser leal, te entregas con la fuerza del amor y demuestras que se puede contar contigo aunque ni por equivocación te permitas decirlo.

Comprendo de ti lo mucho que te pareces y no pareces a mí, admití tu presencia en mi vida porque fuiste un regalo de Dios, no planeamos conocernos, nadie nos presentó, solo fuimos como dices tú, una mutua bendición; hoy escribo con el amor que nos une, aunque duela el corazón por tus episodios groseros, sabes que no tengo ningún impedimento en aceptar públicamente que soy una galletica mojada en leche que aparenta en ocasiones ser una (dura) panela  inmune al agua.

Y tomo la curva final de estas letras con la certeza de que no tengo que mencionarte para que sepas que esta carta es para ti, porque aunque muchas cosas jueguen a hacernos antónimas hay infinitas locuras que nos unen, solo te recuerdo que aunque a las amigas no se pierdan, pues nunca nos bajamos de la ruta compartida aún en los peores momentos de la vida, eso no implica que puedas exageradamente lastimarlas; porque una amiga (real) está lealmente y no como un episodio eufórico - de fans enamorados - que pasa de moda con los años.

Soy de ti como tú de mí, pero por favor cuida de tus amigas como si fuera no el último, sino el único día que tienes para amarlas, porque recuerda que el amor de hermandad es a veces más complicado que el amor erótico, maternal o familiar y sabes ¿Por qué? Sencillo, porque las amigas tenemos un poco de intensidad materna, celos de novio y exigencia familiar, es decir, somos la combinación perfecta entre todas las clases de amor.

P.D: Recuerda la gran responsabilidad que implica decir “nunca” o “siempre” y el riesgo que significa tomar decisiones en momentos de euforia.

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