Hernán
Baquero Bracho - Columnista.
El Departamento de
La Guajira se encuentra en un laberinto sin salida, donde el túnel sombrío
hasta ahora no encuentra luz por el sendero. La Guajira hoy sufre de tristeza y
de amargura. Su crisis institucional es el laberinto más importante de
ese caos y ese desorden. Observen nada más el panorama que se nos presenta en
el palacio de la marina. Pereza institucional, soledad total, falta de sentido
de pertenencia de los funcionarios por su tierra, se rumora en los pasillos que
los peajes por cuentas por cobrar son altísimos, aunque siempre han existido;
desidia y desdicha como en la canción inmortal de Calixto Ochoa “Norfidia”, esa
melodía se parece tanto a la que hoy rige los destinos de la península, con la
diferencia que la afectada es La Guajira. Nuestro Departamento se parece más a
la obra inmortal del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez “cien años de
soledad” y lo más grave que no reaccionamos. Solo damos palo de ciegos, en este
mundo infernal, donde el túnel es un laberinto con variados caminos que no
sabemos cuál es el verdadero y los recorremos en zigzag, pero continuamos dando
tumbos por todos lados.
La
Guajira no merece esta suerte y menos sus habitantes. Somos un departamento a
la deriva sin orden, sin guía y sin norte. La brújula se perdió y el barco
encalló en esa marea de la horrible noche de todo lo que ha sucedido y continúa
sucediendo. Las olas embravecidas continúan golpeando de manera inmisericorde
contra los acantilados. Esas olas son los medios de comunicación del país que
continúan estigmatizando a esta tierra como una de las regiones más inseguras,
más corruptas, mas narcotizadas – pero bueno, ¿La corrupción, el narcotráfico y
el contrabando, donde campea más? En Bogotá y su área de influencia del
centralismo salvaje – más ineficiente, donde “Norfidia” no tiene ni idea de lo
que está sucediendo y parodiando al gran futbolista “Todo bien, todo bien” y
los acantilados somos el pueblo Guajiro que vivimos en una situación de odios
polarizados, donde no existe ni confianza, ni credibilidad y mucho menos paz y
vemos enemigos por todos lados, especialmente en la política y no hacemos un
análisis profundo de nuestros actos y de nuestros procederes. Así andamos, en
la cresta de la ola, surfeando como los expertos de ese deporte para salir airosos
en ese mar embravecido que son todos los problemas por los que estamos pasando:
ingobernabilidad, desorden administrativo, falta de credibilidad tanto en el
país como dentro del mismo territorio peninsular, falta de cohesión en todo,
especialmente en lo que se habla y en lo que se practica, en fin pareciera que
se estuviera viviendo lo ocurrido en siglo XIX y bien descrito por el
historiador René de la Pedraja : La Guajira es un problema para Colombia y
agrego es también un problema para nosotros por tantos entuertos, tantos
desafueros y un elemento nuevo: el miedo, la mordaza y las amenazas. Aunado a
la mortandad de niños desnutridos de nuestros hermanos wayuu. Lo que siempre ha
ocurrido pero no se había denunciado.
El
laberinto de La Guajira está en un callejón sin salida. Este laberinto me
recuerda la leyenda que se originó en Greta. Allí reinaba el Rey Minos, donde
existía un curioso edificio, el laberinto y dentro de el un mostro poderoso
llamado Minotauro y el Rey ante el asesinato de su hijo en Atenas, los tomó
como sacrificios humanos al engendro del mal, pero el hijo del Rey de Atenas
Teseo, se ofreció como sacrificio por su pueblo y fue llevado a Greta, pero él
recibió la ayuda de la princesa Ariadna, la hija del Rey Minos para acabar con
el Minotauro y salir del laberinto y así sucedió, Teseo lo mató y salió
del tenebroso edificio, gracias a la ayuda de la princesa.
Haciendo
los parangones del caso: el Minotauro representa el mal enquistado en el
Departamento, Ariadna representa a La Guajira quien ayudó al héroe para salir
del laberinto. ¿Quién en el presente representa a ese héroe de la mitología
llamado Teseo? ¿Quién nos salvará y nos sacará del caos en que estamos? ¿Será
Wilmer González Brito? ¿Será José María Ballesteros Valdivieso? ¿Será Luis
Gómez Pimienta? En todo caso es importante analizar el perfil, el
comportamiento, la experiencia y la capacidad para manejar los destinos de La
Guajira y enrutarla por un norte seguro, sin manchas en su historia
personal que nos pongan a dudar a la hora de votar. ¡Usted decide!
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