Por: Fabrina Acosta Contreras. Siempre me inspira escribir
sobre historias que demuestran que la guajira y en especial mi tierra -
Villanueva - es la cuna de grandes talentos, de hombres y mujeres sensibles, inteligentes,
comprometidos y visionarios.
Hoy quiero
hablar de un joven amante de las buenas costumbres pueblerinas, de la cocina
criolla, del vallenato tradicional, de la vida familiar y un fiel apasionado de
la medicina. Jose Enrique es un joven que como muchos, sale de su tierra a
cristalizar sus sueños profesionales y lo logran, hoy exalto su disciplina y
claridad en las metas, pero también es importante mencionar todo lo que debió
ocurrir para que su camino académico se hiciera transitable, y es el apoyo de
sus padres José de Jesús (el Chule) Acosta, María Laura Maestre, sus hermanas
luisa Elena y linda Juliana, y el de
toda su familia que con la confianza y los buenos consejos aportaron a que hoy
la sociedad reciba a un nuevo profesional, uno que demostrará que La guajira es
tierra fructífera que ha parido grandes personajes.
Estoy segura
que no será un médico más, porque su humanidad, su pasión y su compromiso con
el arte que ha escogido para servir a la sociedad, le permitirá ponerle un
sello propio de la estirpe villanuevera, aquella que se impone positivamente
como los vallenatos que resuenan en el mundo entero en voces nacidas en la
tierra del cerro pintao, como las arepas de maíz que muchos recuerdan que
fueron hechas por mujeres como su abuela Luisa Bolaño y en la actualidad por su
tía la Ona Acosta o su prima La negrita Rodríguez, o la buena práctica médica
que le ha antecedido como la de su primo José Carreño; por esto y muchas
razones José Enrique tiene una historia y un presente que le permitirán
escribir de la mejor manera su vida profesional y no dudo que el hará honor a
tal herencia.
Conozco a Jose
Enrique desde que estaba en brazos, se de sus buenas costumbres, de su
humildad, el respeto por sus mentores, la admiración que guarda por cada sacrificio
que han hecho sus padres para darle lo que hasta ahora ha logrado; hoy puedo
decir, que estas historias son las que la guajira debe exponer al mundo, esa
que demuestra que las oportunidades son para quienes están dispuestos a salir
de su zona de confort y entregan todo por sus metas; como guajira estoy
orgullosa de escribir esta buena historia y exaltar que cuando algo se quiere,
se logra; a pesar de los obstáculos puede más la perseverancia que las
dificultades.
Que la Guajira
y el mundo sepan que ahí está la nueva promesa de la medicina; y termino estas
letras confiada en que esta historia como muchas más serán las que marquen la
apertura de nuevas y mejores realidades para nuestro territorio. Buen viento y
buena mar Chule Junior, demuestre con categoría la casta Acosta y villanuevera.
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