Por: Raymon Guillermo
Sales Contreras. “…Esas mañanitas de invierno me
enguayaban, me recuerda a Villanueva, me recuerda mi niñez, en ese pueblo
disfrute tantas mañana esos tiempos se me han ido, mas nunca los vuelvo a
ver…”. Emiliano Zuleta Díaz.
De esas cosas que se
le despiertan a uno en una mañana citadina de esas que hacen parte del entorno
climático de nuestra querida Bogotá, en ese trayecto desde mi domicilio
familiar a la correspondiente sede de trabajo y todavía con la satisfacción y
la euforia de tener en el gabinete departamental, un insigne representante de
nuestra estirpe villanuevera; se me vino a la cabeza de como pierden relevancia
los nombres de algunos paisanos y amigos y prevalece el apelativo o remoquete
que impera en la cotidianidad de nuestra región Caribe.
El Cacha Ustariz,
impecable servidor y hombre de servicio que nace del vientre bendito de una
mujer que fue para todos, una madre, abuela y confidente, Margot Mendoza, no
prevalece el nombre si no su apelativo que identifica su estructura de valores
y grandes principios.
El Cacha Acosta,
excepcional ser humano, compositor y maestro, que con su vocación de docente ha
educado muchas generaciones que lo identifican como ese guardián donde sus
alumnos agradecen que en su orientación y acompañamiento, permitió convertirlos
en mejores seres humanos.
El Cacha Guillen,
hombre humilde y noble, sinónimo de perseverancia y constancia que heredó de la
señora Hilda, su madre ejemplar, el don de seguir degustando con sus pasteles,
una tradición gastronómica que siempre degusta su paladar al lado de su
ejemplar familia representada en su hermana Clara.
El Cacha Gil, digno
representante de una familia tradicional y querida, que como ejemplo de unión
familiar, han posicionado a sus integrantes, como esos hermanos progresistas y
defensores de las buenas costumbres y los grandes valores, como Faber y Chiche
Guerra.
El Cacha Mazeneth,
sinónimo de nobleza y de familia prestante en su vocación de servicio, digno
representante de una generación inquieta de crear nuevas propuestas y apoyar
nuevos proyectos en pro del desarrollo de nuestro pueblo, para la muestra su
combo “…Los Puyas…”.
El Cacha Céspedes,
honorable servidor con vocación de servicio que con las herramientas de sus
valores y principios, se posiciona como un nuevo representante de la nueva
generación política de nuestro pueblo al lado de su ejemplar familia.
El Cacha Hernández,
mi amigo y hermano del alma, magister y doctorado en humildad y nobleza, con
título de soñador y colaborador empedernido, representa a la nueva fuerza
progresista en cuanto a los retos que Dios disponga para él, Contador Público y
Especialista en Gerencia Tributaria, hombre de fe y temeroso de Dios.
Dejo este relato con
el respeto y el cariño que merecen de mi parte los antes expuestos, solo con el
fin de resaltar sus grandes valores y el gran aporte que con sus familias han
desarrollado para nuestro pueblo.
Con el cariño y el
respeto de siempre.
Raymon Guillermo
Sales Contreras
Columnista Villanueva
mi@
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