Por: Fabrina Acosta Contreras – Columnista.
Esta mañanita de invierno me enguayaba,
me recuerda a Villanueva, me recuerda mi niñez.
En ese pueblo disfrute tantas mañanas, esos
tiempos se me han ido
Más nunca los vuelvo a ver.
Canción: Mañanitas de
invierno Autor: Emilianito Zuleta
Las mañanas frías son atípicas en el Caribe
Colombiano, donde por costumbre los días nacen con un sol resplandeciente ese
mismo que encandila y que nos recuerda que vivimos en tierra hirviente, de
gente “chévere”, divertida y espontánea.
Pero hoy es una de
esas mañanas atípicas, donde el sol le dio paso a la lluvia y los arroyos
Barranquilleros saludan a los que le huyen para evitar una peligrosa
arrastrada; mientras tanto yo me inspiro en esa bella canción de Emilianito
Zuleta (Mañanitas de invierno) al tiempo que su melodía se replica una y otra
vez en mi mente y recuerdo aquellos tiempo de infancia donde no anhelaba otro
destino para vacacionar sino la tierra de mis ancestros: Villanueva la cuna de
acordeones; evoco las misas de gallo, las salidas en bicicleta con mi primo
Deimer Carillo, las arepas de huevo de Luisa Bolaño, las visitas familiares
acompañada del Chule Acosta, la alegría de comer mamones en el patio de mi
abuela Rita, la emoción de escuchar los chistes y las nuevas composiciones del
Cacha Acosta y los viajes en bicicleta al Molino y Urumita, no cambiaba mi
destino favorito por nada, era en Villanueva donde encontraba mi esencia y mi
felicidad esa que naturalmente producen los vallenatos en guitarra que se
escuchan en los patios o las terrazas de las casas de esa bella tierra, amaba
caminar por las calles adornadas con sus piedras mientras el horizonte me
llevaba a mirar la sierra e imaginar el cerro pintao multiplicado por doquier,
escuchaba el canto de los gallos y por esa época de infancia ya hacía de mi
vida una interminable poesía, comenzaba a descubrir mi sensibilidad por el arte
de escribir y el eterno romanticismo que se despertaba en mi cuando visitaba
ese pueblo tan especial.
Estas mañanitas de
invierno me enguayaban, me recuerdan Villanueva me recuerdan mi niñez, pero
también mi adolescencia y mi adultez, esos coloquios (sabrosos) con Chicho
Guerra y los encuentros casuales con mi amigo Wilson Ustariz, o con mis primos
Raymon Sales y Luis Nuñez (panquemao) que también llegaban a vacacionar; en
Villanueva tengo un primo, un tío o algún familiar en cada calle, es una tierra
que me abraza cada vez que la visito y hoy suspiro recordándola.
A Villanueva la
comparo amorosamente con un Útero fructífero que ha parido grandes personajes
los cuales, hoy por hoy están aportando
lo mejor a nuestra región; bendigo a Dios por permitirme vivir experiencias tan
felices y autóctonas que marcaron positivamente mi existencia, pues esté en la
tierra que esté por lejos o cerca que sea, me declaro una absoluta enamorada de
mi tierra Guajira y de manera especial de Villanueva, la tierra de los “tirapiedras”;
(y como siempre aclaro) piedras de hospitalidad, afecto y camaradería.
Y despido estas letras
diciendo que algo que aprendí de mi padre que siempre manifestaba lo orgulloso
que se sentía de ser Villanuevero, es que la palabra debe ser como escritura
autenticada: “Palabra de gallero”, y eso lo volví uno de mis principios
fundamentales de vida y me alegro encontrar en la realidad personajes que dan
ejemplo de tener palabra de gallero como Ismael Fernández (el cardenal), un
hombre que no ahorra esfuerzos para ser un facilitador en el cumplimiento de
los sueños de muchas personas en la Guajira. Definitivamente estas mañanitas de
invierno me hacen sentir un universo de sentimientos, entre nostalgia, alegría
y gratitud, que viva Villanueva y su gente que es mi gente también, no nací en
Villanueva pero me siento más “tirapiedra” que el Cerro Pintao.
Ay ombe con
sentimiento mi gente!! Viva Villanueva.
Loѕ articulos me gustaron bɑstante maas ,que conste! .
Si desea informarse mas : Pepe