Calixto Ochoa y su hijo Rolando Ochoa |
Por: Raymon Guillermo Sales Contreras. “…Tanto por tanto son tanto sin más tanto me dan
tanto y si aquí le agrego tanto ya son tanto para tanto pero entonces menos
tanto quedan tanto y mientras tanto mientras yo le digo cuanto dígame usted
profesor…”. Calixto Ochoa.
Murió unos de los legados más grandes
en la idiosincrasia folclórica y cultural que hombre alguno se atrevió a
construir y desafiar en el costumbrismo cotidiano y humilde de un campesino de
Valencia de Jesús que con decoro inmortalizó la música vallenata con un estilo
propio y sin competencia alguna que su propia creatividad y estilo único.
Se fue el maestro, el profesor, el
niño inteligente, el corralero mayor, el amigo; queda un compendio de infinitas
canciones que en sus versiones originales marcaron un hito en la plataforma en
la que se edifica el pódium de los grandes entre los grandes, el maestro Calo
como popular y caroñosamente le decían.
Un juglar como Calixto Ocho, demuestra
que se puede mantener un inventario de obras llenas de magia, colorido natural,
imaginación y mucha picardía como elementos sanos que hacen agradable al oído y
al público, canciones que por su contenido quedan grabadas en la memoria y en
el corazón de los provincianos como él; para la muestra Remanga, Playas Marinas,
Reina del Espacio, Diana, La Plata, Marily, entre otras.
De las ultimas noticias que escuche
del maestro diferente a su estado de salud, esta una en la que manifestaba que
quería pasar los últimos días de su existencia terrenal en su natal Valencia de
Jesús; no se cumplió su última voluntad porque estos municipios no cuentan con
una infraestructura que asegure los servicios médicos y hospitalarios para
atender una urgencia en caso de complicaciones en pacientes como el rey de los
sabanales, con esto ratificó la humildad y el amor por sus ancestros familiares
y su inmortalizado pueblo que en sus obras quedara marcado como en la canción el
padre pachito y el cantor de valencia.
Llego a la diestra celestial de Dios
el único africano nacido en Colombia y que con su idiosincrasia y creatividad
picaresca le dio vida a una canción que rompió en su momento todos los
paradigmas creados entre la música tropical y la guaracha, dándole un toque
especial en la percusión de la caja y el marcado de un cencerro que marca las
notas inconfundibles de un hombre que nació para enamorar con sus canciones y
protestar con sus convicciones; gracias maestro Calo, Paz en su Tumba.
Con el cariño y el respeto de siempre.
Raymon Guillermo Sales Contreras
Columnista Villanueva mi@.
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