Por:
Fabrina Acosta Contreras. Luisa
Leonor Rodríguez Bolaños (la negrita), es la protagonista de esta historia que
inspirará a muchas personas; es el ejemplo claro de mujer guajira: valiente,
amorosa, perseverante y emprendedora; es la madre, hija, abuela, hermana, tía,
esposa y amiga; su ojos brillan de alegría cuando habla de sus 5 hijos Albelio
José, Anelsy, Riderlis, Nazly y Jhony; sus 12 nietos y 1 bisnieto; es clara en
afirmar que el mejor regalo que Dios le ha dado es el ejemplo de su madre de
quien aprendió a enfrentar la vida. Sus hermanos son: Alvaro, Rosa Francisca
(la Kika), Ugalbis, Jose, Luis Angel, Ivan, María, luz Marina a quienes ama
profundamente y de quien exalta el liderazgo de Alvaro como hermano mayor y de
la Kika como su eterna cómplice.
La
negrita es una mujer espontánea, de sonrisa sonora y de palabras contundentes,
tiene infinitas anécdotas que argumentan su forma de ver la vida; es fácil
percibir en ella, la seguridad que impregna a sus decisiones y la confianza que
tiene en el logro de sus propósitos.
Mi ejemplo de
vida, mi mayor herencia
La
negrita suspira y regala una sutil sonrisa, cuando afirma que su mejor ejemplo
de vida es su madre (la matrona Julia Bolaños), quien le enseñó a ella y sus
hermanos a ser unidos, afirmando que el problema o la alegría de uno es también
del otro, y así han logrado surgir en la vida, con unión, amor y hermandad.
“Mi madre nos
aconsejaba siempre, ella trabajaba mucho pero nunca descuidó nuestra crianza,
heredarnos valores y hacernos personas de bien; la prueba es ver a todos mis
hermanos siendo destacados y con la mejor herencia: la educación, doy gracias a
Dios por la madre que me dio ejemplo de templanza y sabiduría”
Continua
diciendo: “Mi segunda madre fue la Kika, yo
todo lo hacía con ella, desde llevar a mis hijos al médico, si ella no podía
acompañarme yo lloraba y no iba, así de estrecha fue y es mi relación con ella,
con todos mis hermanos vivimos en un solo amor, aunque habitemos en diferentes
ciudades siempre estamos pendientes uno del otro”
Sus hermanos: Ugalbis, Rosa Francisca "La kika", Alvaro Enrique "Camarón", Juliana (Madre), Luisa Leonor "La negrita", Ivan "Cheto", Luis Angel y Jose. |
Su vida en
Villanueva
La
negrita, es natal de la tierra de cuna de acordeones, Villanueva; y afirma que como
buena villanuevera es zuletista, que
en su juventud deleitaba esas parrandas familiares donde sonaba un buen
vallenato; aunque actualmente le baila y canta a Dios, con la alegría de una
mujer caribe, es decir, ahora goza parrandas de fe.
Recuerda
su crianza en la casa de Buenaventura Acosta y Luisa Bolaños, en pleno corazón
del barrio San Luis, y su voz tiembla como en una fusión de nostalgia y alegría
cuando refiere que recuerda los consejos que ellos le daban; como aquellos aprendizajes
que no tienen caducidad.
También
refiere las caminatas en el rio, lugar donde conoció a su único y gran amor, por
ello llegó a ser su esposo y el padre de sus hijos; dice que su infancia fue
feliz porque siempre estuvo en familia y tenía contacto con la naturaleza, con
la música, el amor de cada persona del pueblo, era una vida muy bonita; refiere
que recuerda los días en los que subía a la sierra a la finca de su padre, eso
era muy especial para ella, porque encontraba todo a la mano; se cultivaban
muchos alimentos y sentía mucha paz, por eso se quedaba hasta 6 meses gozando
de esa vida al natural.
De Enfermera a
Empresaria
La
Negrita fue enfermera por 10 años, de los cuales, 2 ejerció en Villanueva y 8
en Valledupar; y en aquel tiempo ya comenzaba a lanzarse como empresaria; pues
comenta que hacía algunas arepas y Luisa Bolaños se las ayudaba a vender en el
mercado en su tradicional puesto de venta de arepas; ahí comenzó a
familiarizarse con el negocio, luego de dejar su empleo como enfermera; refiere
que vio en el negocio de las arepas una opción de vida, pues como bien afirma:
“De la dificultad debe salir una
oportunidad”; y así es como hace 40 años está en ese negocio, aquel que
comenzó por las arepas y hoy está convertido en el reconocido restaurante Doña
Julia.
De Villanueva para
Riohacha
Cuando
su hija mayor entró a la universidad, decidió trasladarse a Riohacha; y es ese
el comienzo de una historia de emprendimiento liderada por una mujer que no se
le arruga a nada y que asume la vida con la imponencia de la ceiba de
Villanueva; se ubicó frente a la antigua sede de la Universidad de la Guajira y
comenzó vendiendo arepas en la mañana, un día le dijo a sus hijos que haría una
una bolsa de harina y que si se vendían las seguiría haciendo, se vendieron
todas y con tan buenos resultados que los clientes le decían que hiciera
también las arepas por la tarde no solamente en la mañana; poco a poco fue
ganando reconocimiento y se posicionó de tal manera, que logró ser por 2 años
la administradora del casino del Sena industrial, mientras en su puesto de
venta de desayunos lograba vender más de 400 desayunos en las excursiones que
llegaban a Riohacha.
Como
resultado de los 40 años en el negocio de la venta de arepas y 23 de ellos
viviendo en Riohacha, el negocio logró diversificación y en la actualidad se
convirtió en el restaurante “Doña Julia” ubicado en la transitada avenida de
los estudiantes en Riohacha, en el cual, se ofrecen desayunos y almuerzos con
el buen sabor de la comida criolla, sana y hecha con amor.
Para
ello, cuenta con un gran equipo de trabajo y hace dos años lo heredó su hija
mayor y ella tiene otro negocio, el cual, también es reconocido por la calidad
en sabor e ingredientes de las arepas al mejor estilo de la Negrita Rodríguez,
una mujer que inspira a las nuevas generaciones de mujeres a ser pujantes
y nunca cesantes.
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