Por: Fabrina Acosta Contreras
“Solo le pido a Dios que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo, sin haber hecho lo suficiente”
Hoy recuerdo ese doloroso 15
de Mayo de 2011, día en el cual, se despidió el maestro Wilson Ustariz de la
vida terrenal, pero es imposible olvidar a un hombre con un legado tan
especial, un hombre sensible, generoso y espontáneo; con toda la disposición
para compartir sus experiencias y grandes enseñanzas.
Quien conoció a Wilson lo
recuerda como una persona cautivadora, de amplio léxico y reconocible nivel
cultural, el hijo natal de Villanueva y el hijo adoptivo de Riohacha; lo conocí
al interior de su familia con su rol de esposo amador y de padre ejemplar,
también como el maestro, el amigo alegre y el hombre gentil que hasta al más
desconocido saludaba. Era un ejemplo claro de dulzura, jocosidad y hermandad, como
buen provinciano cuando daba un abrazo hacía sentir lo hermoso del afecto, era
paternal de manera fluida, su naturaleza era esa, la de proteger, amar y
orientar; su misión era la de enseñar por eso no es casualidad que en el día
del maestro quienes fuimos sus aprendices existenciales lo recordemos con la
melancolía de su ausencia, pero con la satisfacción de tener como herencia sus
enseñanzas.
La historia se encargó de
marcar la presencia de Wilson entre el 14 de Octubre de 1947 y el 15 de Mayo de
2011, como en su mejor homenaje se inmortalizó por sorprendernos con su
anticipada partida justo el día del maestro, fecha especial de hombres tan
sabios como Wilson.
Wilson Amante y Amado,
maestro, folklorista, hermano, padre, amigo, político, investigador, te regalo
estas letras que son mi más grande tesoro, recuerdo nuestras tertulias donde en
medio de la ternura que entregabas a mi ser, aprendía lo necesario de ti,
gracias mil gracias por permitirme compartir la más hermosa amistad.
Wilson Ustariz: Amante y Amado, Grande de Grandes, maestro de maestros:
hoy te regalo lo merecido por
ti, la certeza de un imposible olvido, MAESTRO DE MAESTROS, Orgullo
Villanuevero, que el cielo se estremezca en este día donde nuevamente hago consciencia
de lo difícil que ha sido para todos y todas tu partida,
pero convencida que esa misma
ausencia te torna siempre presente.
No encontraría palabras más acertadas para elogiar al hombre que me enseñó a amar mi profesión, en mi corazón por siempre MAESTRO!