El
conocimiento es juventud, cada vez que aprendes algo nuevo rejuveneces, puedes
tener ochenta años, pero si eres un hombre actualizado simplemente eres joven.
El día que leí ‘La despedida de Martín Elías Díaz’ contada por el padre del
Cesar, José Antonio Murgas, me banquetee con regocijo al leer aquella pieza
literaria, escrita deliciosamente con el más puro sentimiento vallenato en los
nimbos de la elegía.
Algo etérico se presiente en
las letras de Murgas, me atrevo a pensar que escribió de un jalón arrastrado
por el carro de la más sincera inspiración. No, Murgas no luce nada viejo; creo
que su pensamiento es tan actual que muchos jóvenes al lado de él son unos
ancianos. Me reí solo a carcajadas con aquella página que se desgajaba ante mis
ojos igual que el banano madurito recién sacado de la “cobacha” (el banano se
corta y se tapa con las hojas y vástagos, a los siete días tú los destapas y
¡Ay ombe juepa je).
Solo traeré a colación lo
pertinente a esta columna: “Martin Elías, quien en la brevedad de su vida nos
regaló una firme claridad espiritual, una singular misericordia humana y un
fuego interior que nos abraza a todos de cariño y nos exalta del Ángel de la
Romanza Vallenata.
Invitamos a la gente joven a
que abrace la tradición, así como lo hizo Rafael Pérez, es una nueva esperanza
que se cierne sobre el cielo vallenato, el ex Kvras dijo: “Voy por mi
tradición, me la juego con los clásicos”.
La palabra vallenato es un
elemento integrador y es eso lo que interpreta Murgas, los Kvras no son
extranjeros, su estilo nace debajo de los palos de mango de nuestros patios, no
son ecuatorianos o de cualquier otro país, pero es torpe darles más importancia
a ellos que a Nafer Duran, culturalmente es un exabrupto, es tosco que un
profesional muchas veces educado en el extranjero caiga en la trampa de la moda
y no analice el proceso cultural y tradicional de nuestra región, no se trata
de anular a los Kvras, pero tampoco de colocarlos por encima, Nafer Duran y
todos los que estamos detrás de él, el caso de Carlos Vives es diferente.
La mayoría de los festivales
del Cesar y La Guajira, irónicamente, hacen a un lado a los compositores, eso
lo hemos podido palpar lastimosamente en Valledupar y Villanueva, y para variar
en el Francisco El Hombre, en todas partes se trabaja para hacer más rico al
millonario, y más pobre al pobre.
Las nuevas propuestas del
vallenato en tarima respaldan su comercio musical y no a la tradición, no
objetamos eso; porque en espectáculo hay que variar. Pero si lo podemos decir,
pues la Unesco respalda es al intangible tradicional; es decir, los países
cultos del mundo respaldan y protegen los patrimonios culturales y nosotros, la
moda, lo pasajero, el artilugio y el oropel.
La caja, guacharaca y acordeón
son los instrumentos básicos para tocar el vallenato. Pero no son el vallenato;
la música vallenata son las canciones, y ¿Quiénes hacen las canciones?
Respuesta sin ambages: los compositores. Entonces como es eso que si la Unesco
nos manda a proteger la música vallenata, hacemos a un lado a los hacedores de
canciones, hasta cuándo vamos a entender eso. ¿De qué se está pecando? Gracias
a Dios en Villanueva empezaron a entender esto, en años anteriores personas
particulares sabotearon nuestro evento poniendo eventos alternos. Pero este año
la consigna es total integración y apoyo a los eventos programados por el
presidente.
“El compositor es la materia
prima del patrimonio”. Algunas personas no lo logran comprender por más que se
lo expliquen, es obvio que deploramos profundamente ese sentimiento anti
compositor, Dios los perdone. Los sabaneros lo entendieron en una noche. Este
año el sol salió para nosotros en el Cuna de Acordeones, allí nos coloca la
historia, nuestro legado por más de cuarenta años respaldando la tradición,
Dios los bendiga.
Rosendo Romero Ospino
Tomado de elpilon.com
0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!:
Publicar un comentario